En 2016, Martínez decidió dedicarse al cultivo de variedades exóticas de pimientos picantes en una finca de Sóller. | LL. Garcia

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A los mallorquines siempre nos ha gustado el picante en guisos y embutidos. El pebre de cirereta, llamado de banyeta en algunos pueblos o pebre coent (pimiento picante) se cultiva desde hace siglos y es uno de los condimentos más comunes.

Pero últimamente se van imponiendo nuevos gustos culinarios y de cada vez más el picante –presente en grandes cantidades en cocinas asiáticas y americanas– tiene más adeptos.

En 2016, el solleric Miquel Angel Martínez vio una oportunidad en esta creciente afición gastronómica y decidió dedicarse al cultivo de variedades exóticas de pimientos picantes y muy picantes para fabricar con ellos la salsa que lleva su nombre y que ya es conocida en toda España.

Variedades

Cultiva en huertos de Sóller i del Pla –tanto en terrenos arrendados como de propietarios que producen para él– miles de plantas de siete variedades diferentes. Con la cosecha fabrica cada año unos 60.000 botellines de salsa picante que vende en ferias, tiendas especializadas o de comestibles de todo el país.

«Ahora tengo unas 2.000 plantas del pimiento más picante que existe», explica Miquel Àngel. En este caso es en la finca de Can Verd de la huerta sollerica, donde crece esta rabiosa variedad con la que pronto lanzará su nueva salsa, un reto para los aficionados al picante más osados.

«El pimiento Carolina Reaper tiene 2.200.000 unidades Scoville de picante, cuando un pebre de banyeta mallorquín no supera las 60.000» asegura Miquel Àngel Martínez.

La escaca Scoville fue ideada por el norteamericano Wilbur Scoville que creó una prueba organoléptica para medir el grado de picantez de los chiles. Aunque es un cultivo que necesita bastante agua, la producción es generosa ya que se siembra en mayo y se recogen pimientos hasta noviembre, hasta 4 kilos por planta. Actualmente la plantación de Sóller está en plena producción.