Acaba de finalizar la campaña de exportación de patata que ha venido marcada por la pandemia y el Brexit. | Redacción Part Forana

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Sa Pobla cuenta todavía con 45 payeses profesionales en activo. Sin duda, la patata es el cultivo mayoritario y el motor de la economía local, especialmente debido a la exportación de este tubérculo a lugares como Gran Bretaña, receptor por excelencia del tubérculo mallorquín. Joan Mateu es el gerente de la firma Mateu Export, de sa Pobla y explica que los «payeses han tenido dos años muy difíciles pues han sido marcados por dos factores cruciales: la COVID-19 y el ‘Brexit'».

Finalizando ya la campaña de exportación Mateu califica la cosecha como «buena dentro de la regularidad. Al principio faltó patata debido a las condiciones meteorológicas adversas. El mes de febrero fue muy ventoso y el viento es un factor que afecta mucho al desarrollo de la patatera». El exportador indica que «posteriormente se fue corrigiendo y se han logrado contingentes importantes». Aún así no se atreve a evaluar económicamente el resultado para los payeses pues «la pandemia y la situación política internacional han afectado mucho».

Mateu explica que la pandemia «infundió terror entre los transportistas el año pasado. No encontrábamos camioneros que quisieran llevar las patatas porque tenían miedo al contagio». No obstante, «este año, corregido el factor miedo, nos hemos encontrado con el ‘Brexit' y las dificultades aduaneras. Y aún así debemos decir que por parte de los británicos ha habido un esfuerzo por intentar facilitarlo todo. No quieren quedar desabastecidos. Al final todo se puede resumir en retrasos de unas ocho horas como mucho en las aduanas».

La Covid propició que «inicialmente en diferentes mercados europeos se apostara por la patata de producción nacional y eso afectó a nuestras exportaciones. Pero pasado un tiempo, los consumidores reclamaban nuestro producto de calidad y recuperamos terreno», indica.

Joan Mateu analiza cómo han sido las exportaciones al Reino Unido.

Uno de los problemas que padecen los payeses poblers es «la competencia de terceros países que parten mejor posicionados ya que no están sujetos a las mismas restricciones que nuestros agricultores», dice Mateu. El empresario sostiene: «De cada día asistimos a recortes de principios activos en las sustancias que aplicamos para el control de plagas, con una intención de obtener un producto más sano. Pero esas restricciones no las aplican otros países que, justamente, reciben autorización de Bruselas para entrar grandes contingentes de patata en el mercado europeo».

No duda en afirmar: «Padecemos una competencia miserable pues las importaciones de terceros países deberían estar reguladas por intereses reales de necesidad de abastecimiento y no por criterios políticos que nos colocan en clara desventaja».