La mayor incorporación de la mujer al mundo del vino es un hecho palpable de los últimos años, tanto en la elaboración de los mismos como consumidora. En estos momentos, hay muchas mujeres que dirigen la producción de vinos en las bodegas de Mallorca. Pilar Oliver (Vins Oliver) es una de ellas, la primera que ejerció como enóloga hace 21 años. Recuerda que la veían como «un bicho raro». «En aquellos momentos la vitivinicultura local era cosa de hombres y mayores casi todos», explica.
La enóloga confirma alguna dificultad con la que se topó como: «No me invitaban a las catas si no me acompañaba mi padre». Y agrega riendo: «Cuando opinaba sobre algo, los hombres me miraban raro como pensando a ver que iba a contarles aquella niña; porque además yo era muy joven».
Hoy, el panorama es muy diferente y muchas mujeres desarrollan su labor diseñando los vinos que se elaboran actualmente como Esperanza Nadal (Vins Nadal) y Araceli Servera (Hereus de Ribas). No se puede decir, pues las propias protagonistas no lo confirman, que la incorporación de la mujer haya cambiado la concepción de los vinos, pero ha coincidido en un cambio en los gustos generalizados del consumo local.
Esperanza Nadal indica que «si bien es cierto que hace años gustaban y se vendían más los vinos con cuerpo, recios y alta graduación alcohólica, hoy no es así». Pilar Oliver matiza que «en la actualidad hay una tendencia a pedir vinos más ligeros, más frescos y con menor graduación». Y aunque eso coincide con un mayor consumo de vino entre mujeres «es preciso indicar que las tendencias, como en la moda, las marcan círculos de críticos donde siguen estando los mismos hombres que hace unos años», indica Araceli Servera.
Ésta última se niega a aceptar que la mujer haya propiciado cambios en la vitivinicultura: «El talento no tiene género. Yo creo que la mujer se ha incorporado más a esta profesión, pero no para competir con los hombres haciendo algo distinto sino para sumar con ellos». Esperanza tercia indicando que «la mujer se ha hecho más consumidora en Mallorca y es habitual viéndola tomar vino como un acto social. Es más, en muchos hogares, y lo veo a la hora de vender vino, es la mujer la que elige».
Pilar secunda esta idea incidiendo en que «al organizar cursos de cata de forma periódica he observado que la demanda femenina ha incrementado hasta el punto que ahora son casi más mujeres que hombres las que se inscriben». Oliver explica una anécdota personal: «las mujeres incrementamos el sentido del olfato cuando estamos embarazadas. Yo he elaborado mis dos mejores vinos en 2003 y 2006, cuando estaba esperando a mis hijos. Era llegar a la bodega y ordenar cambios porque percibía la evolución del vino de forma muy sensible mediante el olfato».
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