La cría de corderos es en la actualidad la principal actividad del sector en la localidad. | Pep Córcoles

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La Xylella fastidiosa acabó con los almendros de buena parte de Mallorca en general y de casi todo el término municipal de Inca en particular. Este municipio era uno de los mayores productores de este fruto seco en Mallorca pero en la actualidad su resultado es prácticamente cero. Los últimos payeses que quedan se han refugiado en la cría del cordero como única actividad rentable; y a la siembra de cereal y pasto con que alimentar su cabaña.

Joan Truyols es uno de los que quedan. Cultiva unas 100 quarterades de terreno para alimento de su rebaño. En total, unas 200 ovejas componen la cabaña que posibilita el sustento de este joven.
Tomeu Martorell es, además de un veterano ganadero, el presidente de la cooperativa pagesa de Inca. También se dedica a la cría de cordero como actividad principal.

El presidente explica que «hace unos años, la almendra suponía una buena fuente de ingresos y había varios recolectores con maquinaria adecuada que hacían una buena campaña en el municipio cada verano». Esa maquinaria, como ya informó hace un año Ultima Hora, se encuentra ahora en venta o en desguace.

Truyols secunda: «La cría de cordero es ahora mismo una de las pocas actividades que nos permite cierta rentabilidad. Las últimas inversiones de la Administración nos han ayudado mucho. La construcción de una gran balsa de agua regenerada nos permite regar en verano y así contar con un suministro de pasto prácticamente durante todo el año». Por otra parte, el ganadero indica que «las ventas de cordero han aumentado últimamente, pero es debido a que, a nivel nacional, hay una constante reducción de la cabaña». A lo que agrega: «lo que está claro es que al haber menos oferta en general tiene que aumentar la venta de los que quedamos, por simple cuestión matemática».

Martorell asiente pero matiza que «a pesar de ello contamos con una fuerte competencia de cordero que llega del extranjero. No hemos de olvidar que vivimos en una sociedad globalizada».

Andreu Truyols y Tomeu Martorell.

Joan Truyols. payés jubilado y padre de Andreu, manifiesta que «lo que nos hace falta en Inca es crear una asociación de ganaderos de ovino para intentar regular el mercado local. Esta claro que nuestro cordero es de gran calidad, criado en extensivo y de kilómetro cero; es una carne de las más saludables. Hace falta un instrumento para ponerlo en valor».

Martorell informa que «en la actualidad el precio está más o menos estabilizado y hay venta, pero por ejemplo hemos perdido el mercado de la lana. Hasta este año por lo menos cobrábamos 5 ó 10 céntimos por kilo de lana procedente del esquilado de las ovejas, que se exportaba a China. Este año los mayoristas no han querido nada».

Martorell es pesimista con el futuro del sector primario en el municipio de Inca. «Cada vez quedamos menos. En la cooperativa tenemos 37 socios, pero sólo 14 se dedican a la agricultura al cien por cien de su tiempo. Sólo dos cultivan huerta de forma comercialmente apreciable; el resto cultivamos secano y básicamente para las ovejas». El presidente agrega: «No se respeta el suelo rústico; cada vez se gasta más en otros usos. Ahora sale más rentable poner placas solares que cultivar», sentencia.