Bennàsar, responsable comercial de tomate de Agroilla. | Pep Córcoles

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Ya hace algunas semanas que se encuentra tomate mallorquín de invernadero en el mercado, pero también empieza a verse el llamado tomate solanero o de solana; es decir, el que se ha sembrado al aire libre. Miquel Company, de Alcúdia, es uno de los payeses que este año sembraron pronto animados por la bonanza invernal explica que «sembré a finales de febrero cuando lo normal es hacerlo en abril. De cada vez los inviernos son más suaves y esto nos obligará a cambiar nuestras formas de cultivar. Yo he hecho la prueba y me ha ido bien. Hace semanas que ya cosecho en cantidad».

Antoni Estelrich, payés de Santa Margalida, también tiene ya una buena cosecha que comercializa directamente en los mercados de pueblo. «Es la manera de tener un buen precio. La gente sabe que es bueno y acepta pagar un poco más por un tomate que sabe que disfrutará». El agricultor sabe que «Mallorca no produce suficiente tomate para toda la demanda que hay y eso supone que hay que traerlo de fuera. El tomate de fuera es el que nos marca el precio y no podemos competir. Lo que yo hago es vender sólo el mío, cuando es temporada, y cobrarlo bien. Hacer venta directa y decir claro a la gente que el resto del año no hay».

Lo que explica Estelrich lo confirma Andreu Picó, agente comercial del la empresa mayorista es Merca. «No hay suficiente tomate mallorquín. Nosotros compramos a los payeses pero no podríamos atender a los clientes si no trajéramos de fuera. Aún así, los tomates que llegan de lugares como Almería y Múrcia, zonas españolas productoras por excelencia, tienen que competir con otros de lugares más lejanos como Bélgica o los Países bajos», apunta.

Antoni Estelrich.

Miquel Bennàsar, responsable comercial de la sección de tomate de la Corporación Agroilla, agrega que «cada vez es más difícil producir en Mallorca. En primer lugar no hay relevo generacional, nuestros payeses se van haciendo viejos; eso es la pura realidad. En segundo lugar, el precio no acompaña; no se marca aquí. Cuando otros países productores tienen excedentes nos hacen ofertas muy atractivas y nos inundan con su tomate. No es tan gustoso, pero satisface la demanda».

En este caso es preciso señalar que en buena medida se cumple aquello de que es mejor el tomate mallorquín que el de fuera. «Es muy simple -afirma Estelrich- Nosotros recogemos el tomate cuando está a punto. Tiene todo su sabor; el de fuera se ha de recolectar verde y madura dentro de la caja. Nunca puede ser igual».

El tomate es el fruto de la planta Solanum licopersicum que es clasificado comúnmente como una hortaliza y botánicamente es clasificado como una fruta, más concretamente como una baya.
El tomate es un alimento con escasa cantidad de calorías. De hecho, 100 gramos de tomate aportan solamente 18 kilocalorías. La mayor parte de su peso es agua, y el segundo constituyente en importancia son los carbohidratos. Contiene azúcares simples que le confieren un ligero sabor dulce, y algunos ácidos orgánicos que le otorgan el sabor ácido característico. El tomate es una fuente importante de ciertos minerales como el potasio y el magnesio.