MEDITERRÁNEO. Con pocos medios y casi de forma improvisada se ha creado aquí una terraza muy apetecible, con sombra de cañizo, una hamaca, un banco de obra encalado, un par de pufs de mimbre y una pequeña mesa de hierro pintada de rojo. | Archivo
El clima mediterráneo regala varios meses consecutivos en los que es posible disfrutar de la vida al aire libre con total libertad porque las temperaturas son cálidas o agradables y la lluvia apenas hace acto de aparición. Quizá la primavera tardía y el inicio del otoño sean las épocas más apetecibles para vivir en terrazas y porches, porque el calor no es tan intenso y la vegetación vive una era dorada.
No todo el mundo tiene el privilegio de gozar de suficiente espacio en un patio, terraza, porche o jardín, pero quien más quien menos tiene al menos un balcón donde tomar un café, charlar con amigos y familiares y dedicarse unos minutos de relajación al final del día. La clave para vivir con intensidad estos espacios es dedicarles mimos y atenciones decorativas del mismo modo que haríamos con un espacio interior.
A menos que dispongamos de un sitio enorme que nos exija costosos muebles de exterior, en espacios medianos y pequeños será necesaria una mínima inversión y sí mucha imaginación y cariño para crear una atmósfera relajante, alegre y desenfadada donde practicar eso que los italianos llaman el dolce far niente y que los anglosajones designan con el término lounge. Unos asientos, que pueden ser pufs, hamacas, cojines, sillones o bancos de obra o de madera, alguna pequeña superficie para dejar las tazas y el libro que estamos leyendo, color en forma de cojines, pareos, banderines, farolillos, guirnaldas led o macetas pintadas, y alguna planta que aporte una dosis de vitalidad serán suficientes para hacer magia.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.