Marta Sabater, de Aceitunera Balear del Mercat de l’Olivar, muestra un lomo de bacalao islandés, ideal para hacer un pil-pil. Marta es la cuarta generación de este negocio familiar. | Andrés Valente
Si pedimos un bacalao al pil-pil en un restaurante, nos traerán un lomo con una salsa suave y blanca formada con aceite de oliva y la gelatina de la piel del bacalao, todo ligado por el movimiento del vaivén de la cazuela durante su lenta cocción. Pero para los puristas empedernidos esto no es un pil-pil, sino un bacalao ligado. El pil-pil original, dicen ellos, es bacalao preparado de la misma manera que las anguilas al pil-pil. Esta polémica fue abierta originalmente por la gastrónoma bilbaína María Mestayer de Echagüe, mejor conocida por su seudónimo de marquesa de Parabere. Para ella, el makalua pilpil'ka (el antiguo bacalao al pilpil) se hacía sin agitar la cazuela para que se emulsione el aceite. La fórmula antigua exige un bacalao de impecable calidad ya que no hay una salsa espesa donde esconder sus defectos. Según la marquesa, la palabra pil-pil es una onomatopeya que se refiere al borboteo que sale cuando se destapa la cazuela con sus trozos de bacalao en aceite hirviendo.
2 comentarios
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A precio de oro está aquí... como otras muchas cosas!!!
Gracias por tan valiosa información, ya puedo dormir tranquilo..!!