El poeta Petronio, la novela ‘Satiricón’ y un hidromiel a lo romano.

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«A una señal de Trimalción aparecieron varios criados y nos sirvieron a cada uno de los convidados unos huevos de oca y unos pollos enteros. Nuestro anfitrión nos advirtió que estaban deshuesados. Cuando estábamos a punto de hincarles el diente, llamaron a la puerta y entró un nuevo convidado, vestido de blanco y seguido de un lucidísimo cortejo. Al ver el aspecto de este personaje que creí el pretor, me sobrecogió un temor respetuoso, pues creí que fueran a encarcelarnos a todos…(El pretor era el magistrado romano que ejercía jurisdicción en la ciudad de Roma o en provincias) Pero sólo venía a comer. Luego observé con curiosidad lo que iban sirviendo los lacayos. En una fuente, destinada a los entremeses, había un pollino esculpido en bronce de Corinto, con una albarda que contenía de un lado aceitunas verdes y otras negras… Arcos en forma de puente sostenían miel y frutas; también había salsas humeantes en tarteras de plata, ristras de salchichas y grandes copas llenas de granos de granada y ciruelas. Sobre la mesa había dos grandes recipientes repletos de agua miel. Todos fuimos servidos y nos hallábamos anegados en ese océano de delicias, cuando estalló una maravillosa sinfonía».

Petronio, literato latino, nacido a principios del siglo I y muerto en Cumas en el año 66. Contemporáneo de Nerón, tuvo un lugar distinguido en el círculo íntimo del emperador, aunque tuvo que suicidarse a causa de la conjura de Pisón. Su fama se debe a la novela citada donde se refleja el habla popular y la manera de vivir de la alta sociedad de la época. El capítulo más interesante es el que describe el banquete del potentado Trimalción, grotesco festín de un nuevo rico.

En el fragmento que reproducimos, el hidromiel aparece como una exquisitez. Vemos una de sus recetas: Batimos dos claras de huevo y las ponemos a hervir, en un recipiente, junto con cinco cucharadas de miel, un vaso de agua, una cucharadita de canela y otra de jengibre, además de dos clavos. Todo junto se lleva a ebullición a fuego lento por espacio de una hora. Pasamos la mezcla por un filtro y luego la ponemos en una vasija. Dejamos que repose un par de días antes de beberla. Con levadura de cerveza y más tiempo puede fermentarse.