«Jenkins, avezado a las faenas culinarias, se puso a trabajar abriendo cestos y preparando la cocina portátil. Isabel, con mano ligera, empezó a vaciar sus paquetes. La mesa fue ocupada por una fuente de pollos asados, con lechuga tierna y rizada, otra de exquisitos bollos, pasteles de hojaldre, chocolates, dulces de coco y frutos diversos, cosas todas que gustaban mucho a la joven; y como para ella no había fiesta sin aceitunas, almendras tostadas y bombones, también los traían en abundancia. Pronto llegaron olorosas emanaciones de la cocina, donde Jenkins estaba calentando una rica sopa de arroz. Luego hizo un delicioso cacao que debían tomar con crema batida que Isabel iba echando en una jarra de cristal. Se cocieron guisantes en conserva y se calentaron unas rubias croquetas de harina de patata…».
Grace Livingston Hill, el valle de Shirley Hollister y los ‘Club Sandwiches'
El primer Conde de Sandwich, que vivió de 1718 a 1792, no inventó los sándwiches
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