Hace un tiempo se llevó a cabo una charla en una librería de Palma que dio cuenta de un estudio a cargo de los musicólogos Amadeu Corbera y Carme Sánchez, en colaboración con la historiadora del arte marratxinera Laura de Luque. Su trabajo versó el origen y algunas de las curiosidades más llamativas de los siurells, una de las artesanías de factura local más queridas dentro y fuera de nuestras fronteras.
Los siurells nacen en el obrador del taller y se deben a la experiencia familiar que se traspasa de generación en generación. Pero hablar de su origen no resulta tan sencillo como a primera vista puede parecer. Los historiadores y etnólogos no tienen una única teoría sobre el nacimiento de estas figuras de arcilla blanqueadas con cal, una cerámica tradicional mallorquina con funciones de ocio y de silbato y decorados con pinceladas habitualmente verdes y rojas.
Algunos autores que han estudiado este ejemplo de artesanía local la sitúan en la época etrusca. Hay quien cree que los fenicios los trajeron de algún lugar remoto del Mediterráneo hace miles de años, y otros afirman que están entre nosotros, como mínimo, desde la conquista musulmana de la Isla, que se llevó a cabo alrededor del año 900 de nuestra era. Pero los expertos citados al principio de este texto apuntan dos datos que hacen temer que los siurells no son tan ancestrales como muchos creen.
En primer lugar, no se han encontrado siurells como tales en los yacimientos arqueológicos de Mallorca de la Edad Antigua. Por otra parte alguien ilustrado y embelesado por los encantos de Mallorca, como fue el Arxiduc Lluís Salvador, jamás los mencionó en sus prodigadas obras por lo que, cabe suponer que no existían en 1880 o bien que no gozaban del prestigio que han llegado a atesorar. Bien es cierto que en el museo de instrumentos antiguos de Bruselas tienen un siurell mallorquín datado en 1896.
De acuerdo con los autores de este estudio no se han encontrado en excavaciones arqueológicas posteriores, afirman que la primera referencia escrita, sobre los siurells, proviene de la década de 1880, en Manacor. Y que el archiduque centroeuropeo, que se estableció en Mallorca en 1872, tampoco hizo mención alguna, algo relativamente extraño al ser conocido por su carácter entre renacentista y romántico, fiel amante de la cultura mediterránea radicada en Mallorca.
Si el Arxiduc pasó de puntillas por encima de los siurells tal vez sea un claro indicativo o una pista importante más que un hecho anecdótico. Ello podría explicarse de dos formas: que todavía no existieran, o bien estuvieran tan poco valorados que ocuparan un ámbito de estricta marginalidad. El Arxiduc sería un buen detective y un pródigo patrón cultural, pero a buen seguro que no se adentraría en persona en según qué ambientes de hace alrededor de un siglo y medio.
Los autores mallorquines también manifestaron que no existe ningún documento que acredite que en 1820 se hacían siurells como atestigua Santiago Cortés, un capellán de Inca. Según su teoría, por aquel entonces un fraile italiano que había tenido un taller alfarero en Sicilia y se había trasladado a la capital del Raiguer los popularizó.
Además, distintos expertos coinciden en considerar que los siurells mallorquines son una adaptación tardía y simplificada, una copia de las figuritas que se hacían en el sur de Francia y en Italia con posterioridad a la Revolución Francesa y la unificación italiana, y que se pusieron de moda en los siglos XVIII y XIX para hacer befa y parodiar a los personajes del nuevo orden. Por tanto, serían una especie de fallas valencianas pero en versión casera y 'mini'.
Si bien tiene cierta lógica que una moda así llegara a Mallorca, y conocidas las conexiones culturales entre los territorios mediterráneos que abarcan incluso la invención de algo tan nostrat como la sobrassada, los siurells mallorquines suelen componerse a partir de tres piezas plegadas de barro –figura, peana y silbato– cocidas en hornos de leña, blanqueadas con cal y decoradas con pinceladas de colores, normalmente verdes y rojas, pero en ciertos lugares usan también el amarillo y el azul.
En algunos hogares se les ha dado uso como juguetes. En otros forman parte de la decoración sobre muebles y estanterías. Hay quien los regala como recuerdo, y no fallan aquellos que les otorgan un valor simbólico, casi telúrico. Los siurells se hicieron muy populares en algunas ferias y romerías, como la de Sant Marçal (Marratxí), Sant Bernat en la Real y la Bonanova, en Palma. Algunos mayores recuerdan todavía que las figuritas eran los productos estrella y los fadrins se los regalaban a las chicas como presentes.
Actualmente Marratxí celebra una vez al año la Fira del Fang, un evento que reúne a los productores y los usuarios, y que además de siurells comercializa infinidad de utensilios moldeados a mano en barro cocido. En el municipio colindante a la capital balear se halla también el Museu del Fang, cuyo fondo consta de de unas 900 piezas de las cuales aproximadamente la mitad son de cerámica tradicional y el resto aportan una vertiente más artística.
Finalmente, cabe recordar a dos figuras del arte y la cultura vinculadas a Mallorca que contribuyeron a ampliar su fama a los ojos profanos. Fueron el poeta Robert Graves y el pintor Joan Miró. De hecho, el artista universal catalán atesoraba una amplia colección de siurells, habitualmente usó sus colores insignia e incluso levantó esculturas inspiradas en la artesanía más emblemática de esta tierra.
5 comentarios
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Pep RemuNo des ideas, todo lo plagian y se lo hacen suyo. Dentro de poco los pondrán a la venta en la Sagrada Familia de Gaudí. Con la estelada en una mano del
Por cierto esto era en Las Cadenas en un taller que estaba detrás de la casa de Martín Serra, la calle llamada de la Porciúncula. Las familias con todos sus miembros venían de la península y de pequeños jugábamos con los niños de estas familias pues eran vacaciones escolares y nos conocíamos todos pues todos los años regresaban. Y veíamos la fabricación o finalización de los souvenirs y botijos así como el cuidado de los burritos en sus cuadras. Eran muy famosos pues todo el día soplaban los silbatos de los siurells para llamar la atención de los guiris. También estaban en muchas postales. Y por último en la playa del Arenal podías montar en camello, había varios con sus cestas a los costados, también existen postales de lo que comento sobre los camellos 😊
Cachis. Lo botijeros del Arenal de Playa de Palma que ivan con el burrito vendiendo en la playa souvenirs los hacían y pintaban en la península y luego los traían aquí para vender al turismo. Años 60 para acá hasta que se prohibió la venta con burrito. Au, mira si es fácil 🤣🤣🤣
Tenen coincidències i semblances amb l'arqueologia de Creta, de Xipre, de Grècia o de Sardenya.. com les panades.. som mediterrànis, històricament tenim quasi tot en comú. Que l'Arxiduc no en xerri, no vol dir que no existissin, quin doi.
Lo trajeron los catalanes y punto!