La primera, considerada aguda, provoca síntomas como fiebre elevada, mialgias, cefaleas, vómitos, nauseas o pérdida de apetito. La mayoría de personas mejoran y los síntomas acaban desapareciendo al recibir tratamiento en pocos días. Sin embargo, «el 15% de los pacientes entran a las 24 horas de la remisión inicial en una segunda fase, más tóxica». La fiebre aumenta y se generan complicaciones en otros órganos vitales, por lo que la mortalidad en estos casos es elevada.
A día de hoy, no existe una cura para esta enfermedad, endémica en países de África y América Latina, por lo que la mejor herramienta para su prevención es la administración de la vacuna. La OMS aconseja la vacunación sistemática en todas las personas con edad superior a los nueve meses en las áreas donde es endémica. Sin embargo, continúa siendo un grave problema de salud pública en aquellos países que disponen de sistemas de salud frágiles.
La vacuna está recomendada para todas aquellas personas con edad superior a los nueve meses que viajen a países con alta prevalencia de transmisión de este virus. De hecho, en algunos países es obligatorio estar vacunado contra la fiebre amarilla para poder ingresar.
Se administra en centros de vacunación autorizados por la OMS y una sola dosis puede otorgar inmunidad y protección suficiente de por vida, por lo que en principio no se necesitan dosis de recuerdo.
En el caso de España, se administra Stamaril y se estima «que la duración de la protección tras la administración de una dosis única de 0,5 ml sea de, al menos, 10 años y puede durar toda la vida», destacan en Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS).
La administración de otra dosis puede ser necesaria «en algunos individuos que tenían una respuesta inmune insuficiente después de la vacunación primaria». Está compuesta por un virus vivo atenuado y se aconseja su administración, al menos, 10 días antes de iniciar el viaje. Puedes consultar en este enlace el listado de centros disponibles en España que expiden el Certificado de Vacunación Internacional. Para las personas que residen en países con alta incidencia de fiebre amarilla, se recomienda una dosis de refuerzo cada 10 años.
Sin embargo, la vacuna contra la fiebre amarilla está contraindicada para lactantes menores de seis meses, personas con enfermedades que afecten al sistema inmune y en embarazadas durante el primer trimestre del embarazo, tal y como destaca el Ministerio de Sanidad.
La inmunidad contra el virus que causa la enfermedad se adquiere, a nivel general, de 10 a 14 días después de la administración de la vacuna. No obstante, las autoridades sanitarias recomiendan tener en cuenta una serie de medidas adicionales para asegurar la completa protección como el uso de ropa larga, la instalación de mosquiteros y la aplicación de repelentes autorizados.
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