Durante las olimpiadas de Río de Janeiro en 2016, el nadador Michael Phelps sorprendió al mundo con unos moratones violáceos y circulares en su espalda. Esas marcas se debían a un antiguo tratamiento alternativo chino conocido como terapia de ventosas o 'cupping' (de cup, ‘taza'), que consiste en colocar recipientes de vidrio caliente que succionan la piel y brindan una serie de beneficios terapéuticos que permiten al cuerpo recuperarse más rápidamente. Más allá de un reducido grupo de deportistas entusiastas la cosa quedó ahí. No fue hasta que, más recientemente, artistas, cantantes y demás celebrities como Jennifer Aniston, Victoria Beckham o Gwyneth Paltrow publicaron en sus redes sociales fotos que las relacionaban con esta técnica que el denominado cupping se puso de moda.
Con todo, a día de hoy no es una práctica demasiada extendida en la mayoría de gabinetes de naturopatía que encontramos en Mallorca. Tomás Sánchez lleva practicándola desde hace más de quince años y no se siente en absoluto pionero, «la medicina china las utiliza desde hace más de 3000 años, así que imagínate...» La teoría milenaria dice que las ventosas activan la circulación del Qì, la energía vital que recorre todo el cuerpo. La liberación de esta energía que está bloqueada permite drenar las toxinas, regula el sistema nervioso, calma el estrés y la ansiedad, además de restablecer la circulación de la energía corporal.
Todo ello provoca un efecto analgésico que estimula el metabolismo y aumenta las defensas. Esta práctica esta indicada para «personas con tensión muscoesquelética y dolor», detalla el experto del Centro de Terapia Natural de Palma, que constata que esta práctica «ofrece un resultado muy bueno porque relaja y descongestiona la zona». Lo secunda Ana Tebar, la paciente que ocupa la camilla del terapeuta, «siento mucho alivio, lo recomiendo para gente con contracturas».
Metodología
La metodología que sigue Tomas al colocar las ventosas se inicia «aplicando alcohol sobre un algodón, al que prendo fuego y lo introduzco en la ventosa para provocar un vacío, es importante ponerla rápido sobre la piel del paciente. Podremos regular la presión de la ventosa en función del tiempo que la expongamos al fuego». El terapeuta utiliza la ventosa como «complemento a otros tratamientos». Habitualmente inicia sus sesiones aplicando al paciente «ventosas o agujas, dependiendo de su problema, y después le hago la terapia manual». De este modo matiza que «se consigue un tratamiento más potente y completo».
Las ventosas calientes se colocan sobre determinados puntos del cuerpo, «habitualmente en la espalda, pero también en los brazos, muslos, zona lumbar, isquios e incluso en la cara, hay unas pequeñitas especiales para el rostro», y pueden dejarse desde 15 minutos hasta una hora. Suelen dejar unas marcas circulares «provocadas por la succión y la entrada de calor» que suelen desaparecer en unas horas y, en los casos más extremos, «en una semana». Pero lo importante es que «el alivio es instantáneo». En cuanto a la disminución del dolor «depende de cada persona, pero se tiende a notar una mejoría en poco tiempo», explica Sánchez, mientras del hilo musical del estudio se desprende otro sedoso soul de Philadelphia. «Me gusta mucho el soul, yo he hecho la lista que se escucha», zanja.
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