Tras los Mundiales de Roma de 2009, donde consiguió dos medallas de bronce en 50 y 100 mariposa, Muñoz desapareció, con ganas de desconectar de su deporte y con el récord del mundo en su poder. Tal fue su desconexión que se olvidó rellenar los protocolos de la FINA que obligan a los deportistas a dar cuenta de su paradero a efectos de los controles antidopaje. La semana pasada, en Budapest, tuvo que comparecer ante el Panel Antidopaje de la FINA, que, finalmente, le quitó uno de los avisos después de que sus abogados y un psicólogo alegaran un cuadro depresivo en el último trimestre de 2009. Le podía haber caído una sanción de un año que le habría llevado, quizás, a la retirada. Pero volvió a entrenarse, cambió Marsella por Barcelona, y ya en abril hizo la mejor marca del año e los 50 mariposa, 23.45.
Sólo él pudo establece otra mejor marca anual, en las semifinales, 23.15. Ayer, en la final, paró el crono en 23.17. Rafa, de 22 años, también calló otras bocas: las que achacaban su récord mundial, 22.43, a los bañadores fabricados con derivados de los polímeros ya prohibidos. Muñoz consiguió el tercer mejor crono con bañador textil en toda la historia de la natación. El español tuvo en la salida el quinto mejor tiempo de reacción, pero pronto tomó la cabeza y sólo el francés Frederick Bousquet fue capaz de seguirle. El galo le apretó mucho y sólo cuando aparecieron los tiempos en la pantalla se supo que era medalla de oro. «Vamos», grito lleno de alegría al ver sus 23.17 frente a los 23.41 de Bousquet y los 23.43 del ruso Evgeny Korotyshkin, bronce.
Sorpresa
Da Rocha es la sorpresa en Budapest. Hace dos años, cuando no se clasificó para Pekín 2008, se planteó dejar la natación. Ayer, sólo se vio superada por dos británicas, Elizabeth Simmonds, medallista de oro, con 2:07.04, y Gemma Spofforth, plata, con 2:08.25. La española no se dejó llevar por Simmonds, en la calle 5, que impuso un ritmo superior y se destacó. El primer largo lo hizo en la cuarta plaza y los otros tres ya en la tercera, pero muy apurada en los últimos metros por la alemana Mensing, cuarta por la calle dos, y por la holandesa Rouwendaal, quinta por la siete, y a las que las española no podía divisar dada su situación.
Aschwin Wildeboer no pudo sumar una medalla tras terminar séptimo en la final de 100 espalda. El catalán acabó con 54.38, lejos del oro, que fue para el francés Camille Lacourt, con 52.11, nuevo récord de Europa.
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