La nadadora mallorquina Melanie Costa posa para este diario en las instalaciones de las piscinas de Son Hugo. | Pere Bota

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En Pekín advirtió que su momento llegaría en 2012, y por ahora, Melanie Costa cumple su palabra. La nadadora del Palma cumple hoy 22 años y vive su mejor momento en la piscina. Superada su etapa en los Gators de Florida «en la que gané en resistencia y fuerza y me hice más fuerte mentalmente», el regreso a España le ha dado el equilibrio entre lo deportivo y lo personal que necesitaba. Y es que en la Blume de Madrid tiene a mano familia y amigos, y el idioma no es un obstáculo.

Todo ello ha disparado sus propias expectativas. El cambio que ha dado su vida y los resultados que llegan como consecuencia de ello han servido para demostrar que su calidad sigue creciendo y que tiene un hueco en el equipo nacional absoluto y en los planes de Luis Villanueva.

Objetivo

El Mundial de Shanghai está marcado en rojo, y para él inicia estos días su puesta a punto con el resto de seleccionados en Tenerife. Melanie no estará sola. María Fuster nadará el relevo 4x100 libre y doblará la presencia del Club Natación Palma en la gran cita.

Pero para Melanie Costa, los últimos meses no pueden provocar más que buenas vibraciones. La plata en el Europeo de piscina corta le hizo entrar en la leyenda, y a ello se han unido el récord de España y mínima mundialista en 400 libre (4:07.09), e incluso marca de clasificación olímpica, si se hubiera abierto el plazo. Y eso que antes de los nacionales estuvo dos semanas parada por una lesión en el bíceps. «Se puede llegar a 4:05 y alcanzar la final en Shanghai, pero la gente irá muy fuerte porque en año preolímpico la competencia será brutal», explicaba la internacional.

Eso sí, ella sabe que el Mundial será un buen test para Londres 2012. «Allí podré ver de cerca y aprender de mis rivales, estudiar sus tácticas, y sabré a qué nivel estoy realmente», apunta Melanie, que sueña con estar y regresar al relevo en los Juegos -las plazas se deciden en los nacionales de 2012-, aunque Shanghai marcará la senda a seguir.