El matrimonio Salas posa con los promotores del homenaje que recibió en la jornada de ayer el exjugador del Constància por parte del club.

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El Constància de Inca ha tenido el acierto de visitar a su jugador mas antiguo. El más antiguo, el más barato (fichó el 1 de marzo de 1940 a cambio de una gabardina) y posiblemente, con José Luís Riera y Corró, el mejor. Es Tomeu Salas Ribot, que acaba de cumplir 92 años y vive junto con su esposa Margarita Mas Cardell (se casaron el 1 de agosto de 1946 en la Iglesia de La Soledad y no tienen descendencia) en la Residencia 'Can Carbonell' de Marratxí. Jugó con el Constancia la famosa promoción para ascender a Primera División en 1944, de cuyo equipo que se enfrentó al Deportivo de la Coruña en el Estadio de Chamartín, hoy Santiago Bernabéu -Pericás, Germán, Salas, Corró, Galvany, García, Navarro, Vergara, Marculeta, Planas y Zamorita- es el único superviviente. Despues dio el salto a la Península para jugar en la élite con el Hércules de Alicante, Celta de Vigo (donde coincidió con Miguel Muñoz) y Murcia, desde donde retornó a casa en 1952 para jugar con el Mallorca en un campo que la temporada 1954-55 dejó de denominarse Es Fortí para pasar a llamarse Luís Sitjar.

Carrera

Un Mallorca que apenas le pagaba para poder comer, y en el que formó en Tercera División una buena línea defensiva integrada por Paco, Salas y Sabater. Cuando llegó Jaime Rosselló a la presidencia con la escoba ('liquidó' toda la plantilla, a excepción de Magín y Forteza) Salas se fue al Porreres y colgó las botas con treinta y ocho años en el CD Soledad, el equipo de la barriada que le había visto nacer el ya lejano 30 de noviembre de 1919. Con lo que había ganado en el fútbol puso un taxi, con el que trabajó treinta y tres años en el Aeropuerto de Son Bonet, primero, y el de Son Sant Joan, después.

La representación del Constància, con su gerente Miguel Prats; su directivo Guillem Batle y su encargado de material, Roque Orellana, se acercó a la Residencia de Ancianos a desear que 2012 sea también un buen año para el matrimonio Salas.

El acto fue entrañable. El Salón de Actos estaba al completo y todos los residentes, con su director Antonio Calvo al frente, se sumaron al merecido homenaje a un histórico. A Tomeu Salas, el último mohicano de nuestro fútbol, se le saltaron las lágrimas. No se esperaba una muestra de cariño y afecto como le ha proporcionado el Constància, y eso es de agradecer.