Levante: Munúa, Javi Venta, Ballesteros, Cabral, Juanfran, Xavi Torres, Iborra (Farinós, m.71), Valdo, Ghezzal (El Zhar, m.84), Barkero (Rubén, m.67) y Koné.
Villarreal: Diego López, Mario, Zapata, Musacchio, Joan Oriol, Bruno Soriano, Marcos Senna, Castellani (Marchena, m.71), Nilmar (Camuñas, m.90+), Marco Ruben y Martinuccio (Hernán Pérez, m.80).
Gol: 1-0, m.90+: Xavi Torres.
Árbitro: Clos Gómez (colegio andaluz). Amonestó por Levante a Valdo, Juanfran y Javi Venta y por el Villarreal a Zapata, Martinuccio, Hernán Pérez, Nilmar y Castellani. Expulsó a Marchena por acumulación de amonestaciones (m.90)
Un gol en la prolongación de Xavi Torres tras una falta lanzada por Rubén Suárez en tiempo de prolongación dio los tres puntos al Levante en el Ciutat de Valencia en un partido de muy baja calidad, en el que pareció que el empate valía a los dos equipos y que deja tocado al Villarreal en sus aspiraciones de permanencia.
Fue un encuentro de muy baja calidad, sin fútbol y sin apenas ocasiones, en el que el viento deslució lo poco que unos y otros pusieron de su parte. No perder pareció siempre el objetivo de los dos conjuntos.
Al final, una acción aislada dejó los tres puntos en el estadio levantinista, en un choque en el que el reparto de puntos habría sido más justo y en el que el castigo fue excesivo para el equipo visitante.
El Villarreal planteó un 4-3-3, con Nilmar, Ruben y Martinuccio juntos en ataque, pero con ello no consiguió evitar que el partido se pusiera donde al Levante más le gusta, con balones largos y poca elaboración en el centro del campo. Su rival se vio atrapado en ese modelo de juego y el partido no tuvo un dominador claro.
Con todo, era el equipo visitante el que trataba de elaborar más el juego ante un Levante que se sentía cómodo a la espera de aprovechar su oportunidad.
Además de calidad, eso fue lo que faltó al partido en el primer tiempo: opciones de gol. Así se llegó al descanso sin que se moviera el marcador tras 45 minutos con muy poco fútbol. Cuatro córneres lanzados por el Levante y cuatro faltas para el Villarreal a cargo de Senna, todo sin peligro, resumen un primer tiempo sin historia.
El ritmo del partido no creció tras el descanso. El Levante no buscaba decididamente la victoria y al Villarreal le faltaban recursos para acercarse con peligro a la meta local. Daba la impresión de que nadie quería correr riesgos.
Fue en el octavo minuto de la reanudación cuando por primera vez se vio algo parecido a una opción de gol en un remate de Valdo tras una dejada de cabeza de Ballesteros. El balón salió muy desviado.
A partir de entonces cuando el Levante cobró protagonismo en el partido ante un rival con pocos argumentos, pero al que el empate a cero le valía para, en una acción aislada, hacerse con el encuentro.
A medida que avanzaba el partido, el Villarreal elaboraba menos su juego y se limitaba a buscar a sus delanteros con balones largos, mientras que el Levante no encontraba los espacios que necesitaba para hacer daño a la contra. El partido estaba abierto y cualquiera, en una acción aislada podía encontrarse con el gol.
El marcador y su incertidumbre era lo único que mantenía vivo un encuentro tedioso y sin apenas llegadas a puerta, aparentemente abocado hacia el empate a pesar de que en ocasiones el público vibraba por las alternativas del choque. El balón igual estaba en un área que en otra. El partido era un correcalles.
Sólo en los minutos finales se animó el Villarreal a buscar la victoria, ya que era el equipo al que menos le valía el empate, hasta que Marchena vio dos tarjetas en dos minutos y fue expulsado cuando el encuentro entraba en tiempo de prolongación.
Poco después la acción de Rubén a balón parado sirvió para dejar los puntos en Valencia, donde el Levante acaricia la permanencia, mientras que el Villarreal todavía deberá sufrir para conseguirla.
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