Su trayectoria ya es más que notable en el panorama internacional. En la temporada 2013 asumió el cargo de entrenador del segundo equipo del Stabek proclamándose campeón de Tercera logrando el ascenso imbatido a la Liga Post Nord una equivalente a la Primera RFEF. Las temporadas 2014-2015-2016 entrenó al equipo sub19 y alternó con el cargo de director de fútbol base. Se proclamó campeón de la División de Honor tres años consecutivos y recibió al premio al mejor fútbol formativo noruego en 2017. Tomó los mandos también del primer equipo del Stabek de la Primera División logrando el premio al mejor entrenador de Noruega. Recibió en 2020 el premio a la innovación por su plan de canteras. Entrenó jugadores ahora internacionales absolutos por Noruega como Morten Thorsby (Sampdoria); Birger Meling (Statde Rennais); Andreas Hanche (Genk); Kristian Thorstvedt (Genk) y Ohi Omoijuanfo (Estrella Roja). También trabajó con grandes valores ahora internacionales Sub 21 como Kristoffer Askildsen (Sampodoria) Emil Bohinen (Salernitana) y Caroline Graham, internacional absoluta por Noruega y jugadora del FC Barcelona.
—El título de la charla es ‘Individualidad en el fútbol base'. ¿Cuál es la clave para usted en la formación?
—Uno de los grandes problemas del fútbol base en general es que se ha convertido en un cortar y pegar del adulto. Todo es a base de ganar, táctica y pizarra. El gran problema es que se están perdiendo los cimientos del juego, es decir, el problema es el central que no sabe cómo marcar al rival en el área o cuándo el delantero tiene que dar un último toque y acabar la jugada.
—Usted ha trabajado con chicos que han llegado a la selección de Noruega y a Primera en varios países. ¿Cuál es el secreto para llegar a la élite?
—Llegar es dificilísimo. Casi imposible. Pero el jugador solo puede hacerlo si tiene unos conocimientos del juego tanto desde el punto de vista técnico como táctico y si mentalmente está preparado.
—¿Qué resultados ha dado la aplicación de su plan de trabajo en las academias de Noruega que ha dirigido?
—Ahora mismo hay cuatro jugadores en la selección de Noruega que empezaron a trabajar conmigo a la edad de 13 años. Tres están en la serie A italiana, dos en la Liga 1 de Francia. Hay una trayectoria de haber experimentado cosas que nos demuestran que la aplicación del método da resultado. Estamos demasiado volcados en la pizarra para ganar y no debería ser así. Lo importante es trabajar para que el jugador llegue lo más alto posible.
—¿El talento también influye?
—Llega a la élite un jugador que en edad juvenil es muy bueno, pero cuando entra en un primer equipo se pasa un año sin jugar y esto hay que saber gestionarlo y hay que preparar al futbolista para ese momento. Hace falta una preparación en valores, asumir responsabilidades, tener carácter para tomar la iniciativa, superar las adversidades y a esto no se le suele dar importancia. El talento influye, pero también la constancia, la responsabilidad y la iniciativa. He tenido jugadores muy buenos cuando las cosas les iban bien, pero cuando desaparecían de la selección nacional se venían abajo y esto es lo que hay que evitar.
—¿Qué mensaje les da a los nuevos jugadores que empiezan a trabajar con usted?
—Han de tener asumido que si las cosas van con normalidad, no llegarán. Si ellos llegan con el sueño de estar sí o sí en la élite, empezamos mal. El segundo mensaje importante que le doy al futbolista es que siempre tiene que creer en él. Seguro que habrá jugadores que para ellos no serás la primera opción, otros te sentarán en el banquillo y con esto hay que contar. Pero si tienes talento y estos factores son un estímulo para dar más, seguro que irás hacia arriba.
—¿Qué han significado estos nueve años en Noruega?
—He aprendido mucho. Empecé de cero en una cultura, mentalidad y fútbol diferente. Las cosas que me llevé de aquí han funcionado y he crecido. Era impensable que una persona que no había sido jugador profesional ni dirigido en un club de élite de España pueda entrenar en Primera en Europa y esto para mí fue muy importante. Estar ahí con 25 profesionales tienes que tener mucha personalidad y fue un máster de liderazgo.
—Su futuro pasar a corto plazo por el Lilllestrom, pero ¿a largo plazo? ¿Qué le atrae?
—A mí me haría mucha ilusión volver a Mallorca, no se lo puedo negar. Pasan los años, pero esto lo que hace es incrementar el deseo de volver a casa. Aquí hay una magia que no hay en ningún lugar del mundo. También hay una parte de mí a la que le encantaría volver a la docencia.
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