Llorenç Serra Ferrer posa para este periódico en el hotel rural de s’Olivaret. | M. À. Cañellas -

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Entregado en cuerpo y alma a sus negocios de hostelería, con el hotel rural de s'Olivaret en Alaró como cuartel general, Llorenç Serra Ferrer (sa Pobla, 1953) recuerda con cierta nostalgia aquella final de la Copa del Rey disputada por el Mallorca ante el Atlético de Madrid en el Bernabéu. Con 38 años y una apuesta clara por el producto local (Nadal, Soler, Marcos y Del Campos fueron titulares en la final) Serra alcanzaba la cumbre de su carrera.

¿Cómo recuerda ahora aquella final ante el Atlético de Madrid?
Con la perspectiva del tiempo me trae muy buenos recuerdos. No fue una fiesta completa porque no pudimos cumplir el objetivo. Pero sí que dimos la talla. Era la primera final no solo para mí, sino para muchos jugadores, en especial de los mallorquines. Y también para el club. Y hay una frase que dice que para ganar finales, tienes que haber perdido. Nosotros fuimos los pioneros en cuanto a llegar. Está claro que llegar no es terminar, es querer ganar. Y fuimos los primeros en alcanzarla.

El camino hasta alcanzar aquella cita en el Bernabéu no fue fácil.
En absoluto. Hay que recordar que en aquellos tiempos todo era doble eliminatoria y esto era un desgaste muy grande. Afortunadamente había un buen grupo de jugadores y los que pedían paso lo hacían de verdad.

¿Cuándo se dieron cuenta que se podía luchar por el título?
Lógicamente a medida que vas pasando eliminatorias. Primero afrontas las que en teoría son más asequibles, que en realidad son las más complicadas, porque siempre hay una cierta relajación. Pero a medida que avanzas te das cuenta que el jugador es más atrevido, está más seguro de sí mismo.

De la clasificación para la final hasta la gran cita apenas hubo tiempo.
No lo recuerdo exactamente pero hoy sería imposible jugar una final en Madrid y ante el Atlético. Para mí fue una falta de respeto, empezando por la afición y por el club. No es muy normal, pero cumplimos con creces. El Atlético nunca estuvo cómodo.

¿Cómo planteó aquella final? ¿Recuerda qué les dijo a los jugadores?
Me acuerdo que traté de controlar emocionalmente al jugador, que se sintieran seguro al ver de lo que habían sido capaces de hacer. Esto nos ayudó porque el equipo fue un bloque solidario, salió muy unido y muy fuerte. El Atlético no pudo imponer su juego. Tuvimos nuestras opciones. Había posibilidades de que la balanza pudiera caer de nuestro lado... pero no pudo ser.

¿Visualiza ahora aquel partido?
Los partidos que pierdo no los suelo volver a ver, pero recuerdo el duelo entre Serer y Futre, el equilibrio que dieron Fradera y Del Campo, Miquel Àngel Nadal que era un cohete y la consolidación de Chichi Soler, al que empareje con Schuster. Molestar a Schuster era dificultar su juego.

El gol llegó cuando ya se divisaban los penaltis y tras un rechace de un portero muy seguro como Zaki.
De 100 tiros como ese para un 99,9. Zaki era un portero extraordinario que dio una gran seguridad. Pero falló un poco el blocaje y ahí estaba Alfredo. Si hubiéramos llegado a la tanda, Zaki era nuestra gran baza. No pudo ser, pero salí muy satisfecho.

La afición hizo un esfuerzo enorme para desplazarse a Madrid.
Tiene mucho mérito por los que se desplazaron porque aquello fue deprisa y corriendo y tampoco teníamos una organización preparada para esos eventos.

¿Cómo ve la final ante el Athletic Club?
Quizás ellos salen un poco como favoritos por experiencia y porque también está haciendo una gran temporada. Pero estoy convencido que Valverde no piensa ni está convencido al cien por cien que van a ganar. Porque el Mallorca se lo curra. Se lo pone muy difícil a cualquier equipo y ahora tiene un poco más de confianza en sí mismo. Veo al Mallorca bastante bien y competirá bien. Javier Aguirre es un entrenador que puede gustar más o menos, pero es competitivo... Le tengo mucho respeto y mucho aprecio. Es mejor persona que entrenador si se puede decir así. Siempre ha sido amable y muy respetuoso conmigo.

A Javier Aguirre le ganó una final con el Betis cuando él dirigía a Osasuna.
Bueno, yo no, el equipo (bromea). Pero fue en la prórroga y lo pasamos mal. No fue un partido espectacular, pero el pragmatismo también cuenta. Una vez que ganas nadie te dice si has ganado bien o mal.

¿Le puede perjudicar al Athletic ser favorito después de perder las seis últimas finales?
Pues puede ser. Supone una carga extra de presión. Está claro que los Williams son una baza muy, muy peligrosa, que Galarreta creció muchísimo aquí, pero el centro del campo del Mallorca está muy bien mecanizado, estructurado y es muy sólido. Tiene posibilidades a balón parado y a la contra. Creo que tendrá sus opciones de lograr la victoria.