Rudy Fernández entra a pista sustituyendo a Carlos Cabezas, en Son Moix. | J. PEREZ

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La calurosa noche del 23 de julio de 2004 fue testigo de un hecho histórico para el baloncesto español. Hace justo veinte años, dos largas décadas, el mejor jugador mallorquín y balear de todos los tiempos disputaba sus primeros minutos con la camiseta de la selección española absoluta. Lo hacía en casa, ante su gente, en el Palau de Son Moix y en un amistoso previo a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, para los que Mario Pesquera había citado a un joven alero que apuntaba a la NBA y ya había mostrado dosis de su clase en el Joventut de Badalona.

Aquel Memorial Antonio Díaz Miguel abrió un camino que llegará a su fin en los Juegos de París 2024, veinte años después, y que serán los sextos para Rudy Fernández (Palma, 1985), que desde ese punto encandenó más de 260 internacionalidades (262) para pulverizar el récord absoluto y ser el único baloncestista del planeta con tantas participaciones olímpicas a sus espaldas.

LA SELECCION ESPAÃ'OLA DE BALONCESTO PREPARA EL MEMORIAL ANTONIO DIAZ MIGUEL.
Un joven Rudy Fernández, en el entrenamiento previo a su debut con la absoluta. Foto: Joana Pérez

Ante Croacia, recibió el testigo de manos de Carlos Cabezas, disputando 18 minutos en el Palau de Son Moix. Tiempo en el que anotó 4 puntos (2 de 2 en tiros de dos puntos), capturó dos rebotes y ofreció una asistencia. Aquella fue la primera internacionalidad de Rudy, el único jugador que posee los seis oros del baloncesto absoluto español (4 Eurobaskets y 2 Mundiales) y tres medallas olímpicas, dos platas (Pekín 2008 y Londres 2012) y un bronce (Río 2016).

Dos décadas de compromiso con la selección contemplan a Rudy, que ante Australia, el próximo sábado 27 de julio y a las 11 horas en Lille, entrará en los anales del baloncesto olímpico, dando forma la inédita sexta participación con la que cumplirá la palabra dada a su padre. Pero todo, como su pasión por el baloncesto, empezó en Palma.