María José Mailliard, en primer lugar, junto a Paula Gómez en las series de C2 500 metros de este martes. | Comité Olímpico Chileno

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Tras los Juegos de Tokio, una de las estrellas del deporte chileno decidió mudarse a Mallorca para cambiar de aires y preparar en Europa el asalto a sus segundos Juegos Olímpicos. Encontró en el entrenador Kiko Martín, responsable del equipo español de canoa, y en el grupo de trabajo del Real Club Náutico del Port de Pollença un escenario y una atmósfera para construir el camino hacia París 2024 y ya ha iniciado la senda hacia el podio en una de las dos disciplinas en que tomará parte en la pista de Vaires-sur-Marne.

María José Mailliard (Quintero, Chile, 1991) sabe que está a sus 33 años ante la que puede ser su última oportunidad de tener opciones de hacer historia para el piragüismo chileno. Medallista mundial, fue novena en C2 500 en Tokio y décima en el C1 200. Tras esa experiencia decidió cambiar de aires e instalarse en el norte de la Isla. El Lago Esperanza en su centro de operaciones y defendiendo los intereses del Náutico del Port de Pollença, ha competido federada por Baleares a lo largo de estas últimas campañas, aunque en Tokio lo hace por su país natal.

Ha debutado Mailliard en los Juegos de París con el C2 500 metros junto a su compañera Paula Gómez, que ha venido en ocasiones a Mallorca para entrenarse con María José. Este martes pusieron rumbo a las semifinales teniendo que pasar por la reválida de los cuartos de final, y el jueves será el turno de la prueba individual. Una de sus rivales es compañera suya de pista en Alcúdia, Antía Jácome, al igual que la también española María Corbera, ambas aspirantes también a medalla, en especial la primera.