La familia de Marcus Cooper Walz desplazada a París, en la zona del público de Vaires-sur-Marne. | F.F.

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A nueve centésimas del bronce, pero felices por ese cuarto puesto y el diploma olímpico que arañan Marcus Cooper Walz y su compañero, el madrileño Adrián del Río en su debut en unos Juegos en el K2 500, los palistas admitían minutos después de acariciar el que hubiera sido segundo podio en París del balear y su cuarta medalla olímpica que han estado «muy cerca de las medallas, pero un cuarto puesto olímpico es para estar contentos. Parece que cuanto más cerca está, puede llegar a doler más, pero no es dolor lo que sentimos. Hemos competido muy bien, hemos hecho la regata que hemos planteado y hace pocos meses que entrenamos juntos, por lo que hay que estar contentos», aseguraba el mallorquín, que se despide de París 2024 con un bronce y un cuarto puesto.

La estrategia de cara a la regata final era «salir fuerte y tener un muy buen ritmo medio, estar muy acoplados, que es algo que entrenando nos faltaba un poco, pero lo hemos logrado en esta competición. Aunque en los últimos metros, sabíamos que iba a ser una regata dura, con viento y había países a los que les iba a costar un poco, pero hemos estado cerca de adelantar a Australia (bronce)... diez metros más y les adelantamos. Pero el cuarto puesto es muy bueno, insisto», proseguía Marcus, de 29 años y triple medallista olímpico entre Río 2016 y estos Juegos.

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Sobre la tensión en el desenlace, con 'foto finish', «nos temíamos que éramos cuartos, Adrián lo veía venir, y yo tenía mis dudas, pero hasta que no lo vimos en la pantalla no lo confirmamos», confesasa Cooper, quien añadía que «a veces, esas tiradas pueden salir bien, pero nos temíamos un cuarto puesto», que fue su posición final. La de un Marcus Cooper Walz que estuvo acompañado en París por un buen grupo de familiares, encabezados por su madre y su hermana, además de tíos, primos, su cuñado y su sobrino.

Las duras condiciones de viento y oleaje influyeron en ese K2, explicando que «un viento a favor pensábamos que nos podía ayudar. Hemos sabido palear bien técnicamente y lo hemos hecho bien, para nosotros es una victoria, lo hemos hecho lo mejor que hemos podido. Hemos peleado contra gente muy buena, que lleva muchos años junta y nos vamos contentos por ese acople y por todo ello, este cuarto es un éxito en unos Juegos Olímpicos», destacaba el palista del Real Club Náutico de Portopetro.

Con ese bronce en K4 500 y el cuarto puesto y diploma en K2 500, Marcus Cooper Walz pasa revista a sus terceros Juegos. «Mi balance personal, doblando por primera vez en unos Juegos Olímpicos, yo que soy ambicioso y me gusta superarme y quería estar al máximo nvel en dos modalidades de los Juegos, pues supone otro reto personal que cumplo. Independientemente del resultado cuantitativo, he podido estar de forma máxima, a pleno rendimiento en unos Juegos Olímpicos, con la exigencia total del entrenamiento que requiere y, personalmente, me voy contento», concluía el piragüista, que ya tiene una siguiente motivación en un horizonte todavía lejano: Los Ángeles 2028.