Vettel había arrancado primero, después de haber firmado el sábado su quincuagésima sexta 'pole' en F1, por delante de Hamilton, y lideró durante casi la totalidad un Gran Premio, cuya victoria se le escapó en la cuadragésima octava de las 70 vueltas que se dieron al circuito Gilles Villeneuve. 'Seb' se pasó de frenada en la salida de la tercera curva, presionado por Lewis, y retornó a pista de forma antirreglamentaria y obstaculizando al inglés, según los comisarios que lo sancionaron con los cinco segundos que le costaron el triunfo.
Hamilton, que admitió que ésta no es la mejor manera de ganar una carrera y que apuntó en la ceremonia del podio, en la que parte del público decidió abuchearlo, que, en cualquiera de los casos, él no había tomado la decisión. Firmó de esta forma su quinta victoria del año, en una carrera que el otro piloto de Ferrari, el monegasco Charles Leclerc, acabó tercero. Y en la que el español Carlos Sainz (McLaren) no puntuó, al acabar undécimo.
De no haber sido por la decisión de los comisarios, la carrera no hubiese pasado a la historia del automovilismo por su emoción, en una pista poco propensa a los adelantamientos, de potencia y en la que era fundamental preservar los frenos de excesivos calentamientos.
Ése fue el motivo por el que Sainz, que -tras ser sancionado el sábado por molestar al tailandés Alexander Albon (Toro Rosso) en la primera ronda (Q1) de la calificación- había salido undécimo, arruinó sus posibilidades de éxito.
El madrileño, que venía de firmar un brillante sexto puesto en Mónaco, explicó tras salir sin puntos de Montreal que se le había tapado un conducto de refrigeración de los frenos, lo que le obligó a parar mucho antes de lo previsto, tras la tercera vuelta, hipotecando el resto de su actuación.
La mejor estrategia del día fue la del holandés Max Verstappen (Red Bull), que salió noveno, con el más duro de los compuestos, fue el último en parar -en la 49-; cambió a neumático medio y acabó quinto. Por detrás del otro Mercedes, el del finlandés Valtteri Bottas, que arañó un punto al marcar la vuelta rápida en el último giro, en el que cubrió los 4.361 metros de la pista de la isla artificial de Notre Dame en un minuto, 13 segundos y 78 milésimas 214,833.
Vettel acabó de montar el número en la entrega de premios, antes de la cuál invirtió los carteles con el 1 y el 2 que acreditaban los dos primeros puestos, situados delante del Mercedes de Hamilton y de su Ferrari, respectivamente. Eso, previamente a abandonar antes de tiempo la entrevista del podio, en la que apenas explicó que agradecía el apoyo de la parte del público que posteriormente abucheó al inglés.
Hamilton prefería ganar de otra manera, según reconoció, pero se marchó con un triunfo que convirtió a Montreal en la pista en la que más victorias ha festejado desde que pilota en la F1. El excéntrico y espectacular piloto de Stevenage igualó la plusmarca de siete triunfos en el circuito Gilles Villeneuve del alemán Michael Schumacher, el único que supera (con siete) sus cinco títulos mundiales.
Al mismo tiempo, se situó a tiro de trece del récord histórico de victorias en Fórmula Uno del 'Kaiser' (91), convaleciente aún del grave accidente de esquí que sufrió el antepenúltimo día de 2013 en la estación francesa de Meribel.
Tras esta victoria, en una prueba en la que el mexicano Sergio Pérez (Racing Point) tampoco puntuó, al acabar duodécimo, Hamilton encabeza el Mundial con 162 puntos, 29 más que Bottas. Y entrará con una ventaja de 62 puntos sobre Vettel en el circuito de Le Castellet, donde el 23 de junio se disputará el Gran Premio de Francia, primera parte de un 'programa doble' que se completará justo una semana después con el de Austria, en el Red Bull Ring de Spielberg.
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