Hace décadas, las clasificaciones para Mundiales y Eurocopas se celebraban en España. La ‘generación de oro' del fútbol español, que firmaba el pase a la cita inolvidable de 2010 con pleno de triunfos en su camino, mal acostumbró al aficionado y en el presente no se valora. Se considera una obligación. España ha estado en las once últimas Copas del Mundo y caer a la repesca es un descrédito que se ha convertido en riesgo de fracaso, por un nuevo formato de eliminatorias directas a un partido repletas de peligro.
Para evitar lo que en 1974 dejó a España fuera de un Mundial por última vez, en un partido de desempate ante Yugoslavia, los de Luis Enrique Martínez no se traicionarán a sí mismos ni especularán. Suecia necesita ganar para lograr el pase y eso, a día de hoy, es un alivio para una selección a la que se le atragantan los rivales que apuestan por planteamientos defensivos y brilla ante las que le salen a jugar. Se llamen como se llamen.
Reservó Luis Enrique en Atenas, por el peligro de una tarjeta que les hiciese cumplir ciclo, a Jordi Alba y Sergio Busquets, los únicos futbolistas en la convocatoria de aquellos que tocaron el cielo futbolístico, y regresarán a un once en el que se espera algún retoque más. Dani Carvajal, que regresó tras un año y dos meses de ausencias por las lesiones, puede dejar su plaza a César Azpilicueta y Pau Torres entrar por Íñigo Martínez, que acabó con un gemelo cargado en Grecia. La opción de Carlos Soler gana enteros, así como la entrada en el tridente ofensivo de Dani Olmo para recuperar su estatus.
A España, tras el vuelco de la última jornada, le sirve el empate pero Suecia es la selección que peor recuerdos le ha generado en el 2021. El combinado nacional no quiere hacer números. Hoy toca ganar para redondear la fiesta.
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