Aficionados ingleses en Magaluf durante los últimos minutos de la prórroga. | Pere Bota

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La alegría inicial del tanto de Inglaterra provocó el delirio en Magaluf. Al igual que en otros rincones de Mallorca que estos días cuentan con la presencia de numerosos turistas ingleses. Esa fiesta se acabó convirtiendo en un funeral, una decepción mayúscula.

Numerosos aficionados se echaron a la calle y llenaron los bares y terrazas para seguir en directo la semifinal del Mundial de Rusia que enfrentaba a Inglaterra y Croacia.

Con la ventaja en el marcador, los ingleses se veían cerca de volver a disputar una final. Prudentes, ante cada aparición en el área de los croatas, el empate logrado por Perisic alteró los gestos y provocó la intranquilidad entre los aficionados. Con el empate a uno, el panorama cambió de forma radical y el nerviosismo, además de las caras de preocupación, empezaron a poblar Magaluf.

La prórroga comparecía, y con ella, una mayor inquietud entre los aficionados ingleses, que recibían un duro golpe en su recta final, cuando todo parecía conducir hacia los penaltis.

Mandzukic acabó por hundir a los aficionados. Caras largas, lágrimas y rostros de decepción en Magaluf.

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