ILUSIÓN David Bustos disfruta de su bronce continental y su clasificación olímpica y advierte que dará «el máximo» en Londres.
La historia del deporte balear ha reservado un hueco notable a uno de los atletas llamados a hacer historia en una de las disciplinas reinas de esta modalidad. David Bustos González (Palma, 25 de agosto de 1990) se ha ganado a pulso un lugar en los anales tras pulverizar el histórico récord de Balears de Mateu Cañellas y lograr mínima A olímpica (3:34.77). El trabajo lo remató con un concurso brillante en los Europeos de Helsinki, salvando de forma notable el honor español en el 1.500 con una medalla de bronce (3:46.45) que, en aire libre, sienta un precedente en las islas.
Y que le valió al atleta del ADA Calvià automáticamente el billete olímpico para Londres 2012, donde buscará disfrutar de la experiencia, aprender y dar la sorpresa si toca. Aunque consciente de la dificultad de los rivales que se encontrará (en especial los africanos) y de que su gran momento puede llegar en Río 2016. Hasta su puesta de largo olímpica, David se ejercitará a caballo entre Cantabria y Mallorca a la caza de su mejor forma.
—Si le dicen a inicio de año que iba a acabar con medalla europea, mínima y plaza olímpica, ¿se lo hubiera creído?
—Si soy sincero, no pensaba en lograr ni la mitad de lo que he conseguido, pero las piernas me han respondido. Hace dos años que no realizaba una carrera para marca, venía con 3:39 y en Huelva logré 3:34. Me encontré cómodo, igual que en el Europeo. En España es complicado estar en la selección en el 1.500, porque siempre hay gente con mínimas y mucho nivel, por eso estoy doblemente satisfecho.
—¿Pensaba regresar de Helsinki con un metal al cuello?
—La verdad es que tenía ilusión. En la semifinal me encontré mal, se me atascó la carrera y en la última vuelta no tuve la fuerza de otras veces. Pero en la final fue otra cosa. En la semifinal se me fueron los nervios y me encontré más a gusto en la pista.
—Fue una carrera intensa y plagada de nervios.
—Un caos fue... Corrí encerrado buena parte, hasta el último tramo no pude salir del grupo, pero si hubiese estado menos cerrado, creo que podría haber luchado por el oro. Pero logré el bronce y la plaza olímpica, cumpliendo mi objetivo y mi sueño.
—En Pekín ya conoció lo que son unos Juegos...
—Sí, y esa experiencia me vendrá bien, aunque soy realista, pero no descarto nada, a estos Juegos voy a aprender lo que es una gran competición. Mis opciones de medalla son pocas, pero todo es posible. Si salen carreras tácticas y lentas, puedo tener opciones. Si son rápidas, me mediré con gente que corre a 3:29 o 3:30 y eso incrementa la dificultad. También dependerá de cómo recupere, entonces podré ver cuál es mi límite.
—¿Se plantea la final como un desafío personal y deportivo?
—Es muy difícil estar ahí. Pero para ello debo alcanzar mi mejor forma. Sé que tengo margen de mejora, pero nada es imposible. Si llego y se da una final táctica, se puede soñar con medalla, pero queda lejos.
—Pero España siempre parece obligada a hacerlo bien en el 1.500...
—Hay tradición y buenos atletas. Es una prueba espectacular, intensa... En el Europeo cumplimos, sumando medalla. Los Juegos son palabras mayores.
—¿Siente que la presión en Londres es para otros?
—Quiero disfrutar y dar el máximo, pero creo que a Río puedo llegar a tope.
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