El ciclismo en esas montañas, pegadas a España, alcanza su
máxima expresión debido al esfuerzo que tienen que realizar los
corredores para superar las descomunales rampas de esos colosos que
tocan el cielo con su cima. Son las hazañas que hacen vibrar a los
aficionados a este deporte. Las dos etapas pirenaicas volverán a
ser de claro color español, pues debido a la proximidad, son muchos
los aficionados que cruzan la frontera para animar a los ciclistas,
y a los españoles principalmente.
Para los corredores hispanos son jornadas también muy importante
al sentirse más estimulados y en las que, según la historia de la
carrera, han brillado más que en la otra gran cordillera: los
Alpes.
Sin embargo, es una especie de arma de doble filo, pues en
muchas ocasiones no lo han hecho todo lo bien que se esperaba de
ellos debido a la confianza, al creer que estaban corriendo en
España y no calcular sus fuerzas, de modo que se quedaron con la
miel en los labios tras haber protagonizado la gesta, la escapada
del día.
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