Mario Gómez conversa con todos sus futbolistas sobre el césped del Príncipes de España. FOTO: JAUME MOREY.

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El día más largo. La primera jornada después del Molde no fue ni mucho menos dulce para el plantel del Mallorca. Caras largas, de tristeza y de rabia. El grupo de Gómez asume la culpa de lo sucedido y el entorno empieza a dudar seriamente sobre la mentalidad que tiene este equipo.

No es para menos. La imagen ofrecida ante el Molde invita a la duda, la actitud de la plantilla dista mucho de la mostrada estos dos últimos años y Mario Gómez ya escucha a su arrededor las primeras críticas sobre el manejo del vestuario.

El golpe sufrido en Son Moix el miércoles es de los que dejan huella, de los que difícilmente se olvidan en unas horas y cuyas conclusiones invitan desgraciadamente al pesimismo. El esfuerzo que ha hecho el Mallorca para confeccionar esta plantilla y cumplir con los deseos del entrenador es indiscutible. Sin embargo algunos elementos siguen sin convencer y fichajes como el de Quinteros y Serrizuela están más que nunca puesto en tela de juicio al igual que actuaciones como las de Ariel Ibagaza que continúa sin convencer pero que goza de una incomprensible inmunidad en el once titular. El trabajo de Gómez también es cuestionado aunque por ahora el club no quiere tomar ninguna medida drástica y sí buscar soluciones a corto plazo para intentar variar el rumbo de la nave. Pese a que sólo son tres los partidos oficiales que ha jugado el Mallorca, la señal de alarma es innegable que empieza a sonar con relativa fuerza. Hay que buscar soluciones, hacerlo ya y se deben encontrar en el propio vestuario. La plantilla está cerrada, no hay opción, hasta diciembre, de incorporar nuevos elementos y tomar ahora una decisión en torno a la figura del entrenador no es por el momento valorada en el seno del club aunque las próximas semanas serán claves para que este punto tome fuerza o no. El técnico argentino tiene sobre sí la alargada sombra que dejó su antecesor y debe luchar contra esto tanto en el entorno como en el propio vestuario.