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El vestuario del filial empieza a sonreir. Han bastado un par de resultados positivos para acelerar la llegada del optimismo al grupo de Juan Ramón López. Después de firmar un triunfo espectacular ante el Gandía y de enterrar un poco más al Alzira, el equipo balear sigue enganchado a la cuerda que le permite escalar posiciones. El domingo (12.00 horas, Lluís Sitjar) los rojillos reciben al Valencia B con la intención de progresar y acariciar las plazas que dan acceso a la liguilla.

El Mallorca B sigue madurando. Después de iniciar su periplo en la categoría de bronce caminando sobre cenizas, los baleares circulan ahora por una senda llana y sin sobresaltos. Las victorias facilitan la transición hacia las primeras posiciones. El filial ha pasado de mirar hacia abajo, a apuntar al techo. Juan Ramón se cansa de repetir que el equipo está confeccionado para formar futbolistas, pero la idea de acercarse a la cabeza no disgusta a nadie. El técnico andaluz cuenta en su organigrama con tres jugadores brasileños (Oliveira, Alyson y Da Mota) y la presupuesta profusión de mallorquines que anunció el club a principio de curso se reduce a la presencia de Buades y Miki en el once titular. Sin embargo, el conjunto mallorquinista trata de acercarse a la afición: «no le puede pedir nada a la gente, sólo le puede agraceder que vengan al campo», significaba ayer el técnico mallorquinista. «Si no acudían en los primeros partidos es porque a lo mejor nos lo merecíamos», agregaba Juan Ramón.

Trata el preparador bermellón de contener la euforia y de no abusar de los últimos resultados: «hablar de la liguilla de ascenso es una barbaridad, lo que no puede ser es que antes nos dieran por muertos y ahora pretendan que juguemos la fase de ascenso. Tengo muy claro que hay que ser ambiciosos, mucho, pero debemos trabajar con humildad e ir paso a paso».

Sobre su equipo declara que «somos el equipo más joven de la categoría y algunas veces pagamos la inexperiencia. Pero el objetivo es formar jugadores y para eso estamos».