Siviero se dispone a driblar al internacional cántabro Pedro Munitis. Foto: ALFAQUI.

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ENVIADO ESPECIAL A SANTANDER
1 RACING DE SANTANDER: Ceballos (1); Tais (1), Mellberg (1), Arzeno (1), Sietes (1); Espina (1), Billabona (1), Munitis (2), Vivar Dorado (1), Amavisca (1) y Salva (1).
Cambios: Manjarín (1) por Billabona y Rushfeldt (sc) por Salva.

1 MALLORCA: Burgos (1), Olaizola (2), Nadal (2), Siviero (1), Miguel Soler (2); Lauren (2), Serrizuela (0), Engonga (2), Stankovic (3), Quinteros (1) y Diego Tristan (1).
Cambios: Franco (1) por Burgos, Soler (sc) por Serrizuela y Biagini (1) por Quinteros.

GOLES: 1-0, min 76. Amavisca, de penalti. 1-1, min 78. Stankovic.
ÀRBITRO: Iturralde González (Comité Vizcaíno). Mostró tarjeta amarilla a Billabona, Arzeno y Amavisca por el Racing y a Engonga, Olaizola, Soler y al entrenador Fernando Vázquez por el Mallorca.
La maldición que comenzó en El Sardinero hace ya medio año terminó ayer en el mismo escenario. Después de una sequía que amenazaba con transformarse en síndrome, el Mallorca volvió a sonreir lejos de la Isla. Una ambición desconocida, grandes dosis de criterio -especialmente a la hora de mover el balón por las bandas- y un orden defensivo clonado de los mejores tiempos de la pasada temporada llevaron al grupo de Vázquez a firmar el primer empate lejos de Son Moix. Todo un bálsamo para el ánimo de este equipo , que nunca se ha resignado a acumular todo su patrimonio con los resultados de casa, pero que jamás ha sabido cómo incrementarlo cada vez que hacía las maletas. El de ayer es un punto, pero de inflexión. Tutear al Racing permite al equipo rojillo reencontrarse con su cuarta dimensión. Tenía razón Lauren cuando la semana pasada vaticinaba después de la victoria ante el Málaga: "La afición verá a partir de ahora a otro Mallorca". Y el Mallorca habría sido muy otro si la mano de Gustavo Siviero no se hubiera inmantado inexplicablemente en el balón. Iturralde no se lo tuvo que pensar mucho y señaló el punto de los once metros. Cuando Amavisca transformó el penalti, el fantasma del "síndrome peninsular" volvió a planear sobre este equipo.

Sin embargo, apenas hubo tiempo para sentir miedo. Una acción de Diego Tristán por banda derecha y su posterior centro a las botas de Stankovic fueron magistralmente aprovechados por el centrocampista serbio, que empalmó un duro disparo ante el que Ceballos no pudo hacer nada más que ejercer el papel de espectador. El 1-1 era un fiel reflejo de lo que estaba aconteciendo en la contienda entre dos equipos que se tuvieron, durante muchos minutos, un miedo desmedido. Ni el Racing ni el Mallorca se atrevieron a llevar la iniciativa hasta bien entrada la segunda parte, cuando el equipo cántabro se decidió a tomar cartas en el asunto ante un guión soporífero, presidido por una enorme acumulación de jugadores en el centro del campo. Aunque a priori uno de los grandes atractivos del encuentro estaba en las delanteras, ambas decepcionaron. El único recital que ofreció Salva Ballesta fue una sucesión de errores en el área, y la pareja Tristán-Quinteros volvió, por enésima vez, a hacer aguas por el lado del argentino. Inhabilitados los delanteros para cualquier atisbo de espectáculo, tuvo que ser un defensa, Miquel Àngel Nadal, quien dispuso de la primera gran ocasión de gol. El manacorí realizó un control de libro a un buen pase de Serrizuela, pero su disparo a bocajarro fue repelido por un Ceballos en estado de gracia.