Esta será la visión que tendrán del Amsterdam Arena los aficionados del Real Mallorca que viajen a la capital holandesa para apoyar a su equipo. Foto: JAUME ROSSELLÓ.
16/11/99 0:00
MIQUEL ALZAMORA Y JAUME ROSSELLÓ
Las referencias a la ciudad de Amsterdam tiene en la belleza de sus
canales a su principal reclamo turístico. A sus museos como un pozo
de cultura inagotable, a su noche como un punto de inflexión entre
lo moral y lo tentador y a su estadio, el Amsterdam Arena, como a
la obra faraónica más fascinante del fútbol continental. Hablar del
Ajax es hablar de un club histórico, grande, expectacular y de un
estadio único, vanguardista y extraordinario. El campo es una de
las joyas de la corona holandesa, el orgullo sin duda de todo
seguidor que proclame su amor a los colores blancos y rojos. El
recinto inaugurado hace tres años es la casa del Ajax y está
situado a ocho kilómetros del centro de la ciudad. Visible desde
varios kilómetros de distancia, la estructura de cemento y hierro
se eleva entre una nube de edificios en construcción que
convertirán la zona en todo un imperio económico y empresarial. Un
imperio sin duda a la altura de una urbe extraordinariamente
consumista y que se sitúa en la delantera de las ciudades con una
renta percápita de las más altas del continente.
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