TW
0

En 1996, David Meca decidió salir de la piscina alentado por la dificultad que supone nadar en mar abierto. Después de cubrir 25 kilómetros escoltado por francotiradores en la bahía de Perth, donde los tiburones suelen visitar a los bañistas a la hora de comer, o de cubrir casi un hectómetro del río Paraná, este nadador de Sabadell se creía capaz de superar cualquier adversidad hasta que la FINA y el Comité Olímpico Internacional le devolvieron al mundo oficial. Desposeído de su último título por un supuesto consumo de anabolizantes, Meca vive hoy inmerso en la carrera más larga de su trayectoria deportiva, cuyo desenlace no se conocerá hasta el próximo 20 de diciembre, día en que el COI dictaminará en Lausana la resolución final sobre el caso.

«Lo peor que le pueden llamar a un deportista es tramposo. Es muy fácil acusar de dopaje y quizá haya gente que lo crea porque para ellos resulta incomprensible que alguien pueda nadar largas distancias y conseguir medalla, pero no ven que los éxitos vienen porque detrás de ellos hay muchas horas de sacrificio y trabajo», señaló ayer Meca, invitado por la Unió d'Estudiants a impartir una charla en la UIB.

El nadador catalán , que se mostró convencido de que el COI revocará la sanción, afirmó que su próximo objetivo es revalidar el título de campeón mundial. «El 2.000 será un año apasionante porque además del campeonato del mundo están los Juegos Olímpicos. Espero hacer un buen papel en Sidney, que sirva para dar a conocer el buen nivel que tenemos los nadadores españoles en esta especialidad». Meca confesó sentirse decepcionado por el poco respaldo que había recibido de las instituciones españolas ante su situación. «Estoy pasando un momento muy duro que sin embargo tiene cosas positivas. Por ejemplo ahora sé mucho mejor quién es mi gente. Agradezco muchísimo el apoyo que me está dando mi familia, mis amigos y muchas personas de la calle», señaló.