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Fabricado para recuperar rango ACB con urgencia, el paso de las jornadas ha sido cruel para el Murcia. El proyecto de Manolo Flores se ha metido en arenas movedizas y su equipo huele a cadáver. Su balance "cinco victorias y siete derrotas" es deprimente y el club planea cambios sustanciales en el plantel para recuperar el orgullo y dar cuerpo a la rehabilitación. De momento y pese a la hoja de servicios que ha rubricado durante los tres primeros meses de fase regular, el experimentado Flores mantiene su estatus, tantos en los despachos como ante los jugadores. Nadie a puesto en tela de juicio su trabajo, tampoco su extraña apuesta por unos jugadores huérfanos de experiencia y dos extranjeros que no encajan en un equipo ganador.

El deporte profesional siempre mantiene abierta la puerta del despido, pero en Murcia está claro que Flores no será el primero en salir. Rick Kaye, por ejemplo, tiene los días contados. El escolta estadounidense puede disputar ante el Bàsquet Inca uno de sus últimos partidos en España. El club no ha tardado en desempolvar el manual de crisis y se ha fijado en un experimentado francotirador que ha tenido problemas en Lugo: Rodeny Walter Mason. El ex jugador de Pamesa Valencia, Festina Andorra y Breogán está a punto de alcanzar un acuerdo con el Murcia y su contratación propiciará la salida de Kaye. Habrá que esperar, pero John Blake tampoco convence. Sus números son discretos y tampoco tiene capacidad de liderazgo, aunque Flores parece dispuesto a concederle un nuevo margen de confianza, entre otras cosas porque quiere ver cuales son sus prestaciones formando pareja con Mason.

Pese al estado de depresión colectiva que se ha instalado en el vestuario, el Murcia se aferra a las matemáticas y piensa en la Copa Príncipe de Asturias. Su presencia depende de factores externos, pero contempla la visita del Bàsquet Inca como un punto de inflexión y busca la apertura de un ciclo ganador.