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91 MURCIA (48+43): Kaye (13), Berenguer (6), Paco García (10), Velázquez (15), Blake (24) "cinco inicial" Chema Marcos (7), Enrique Fernández (11), López Valera (3), Nico Fernández (2) y Alarcón (0).
24 de 42 en tiros de 2 puntos. 9 de 17 en tiros de 3 puntos. 16 de 20 en tiros libres. 30 rebotes (21 en defensa y 9 en ataque). 19 faltas personales.
72 BÀSQUET INCA (33+39): Chambers (15), Yáñez (13), Luis Merino (4), Rafa Monclova (4), Rubchenko (16) "cinco inicial" Roure (6), Felipe García (6), Merchán (2) y Gonzalo Fernández (6).
27 de 42 en tiros de 2 puntos. 3 de 15 en tiros de 3 puntos. 9 de 15 en tiros libres. 27 rebotes (19 en defensa y 8 en ataque). 18 faltas personales.
Àrbitros: Oscar Carod y Raúl Sánchez. Excluyeron por cinco faltas personales a Gonzalo Fernández, que también fue sancionado con una falta técnica.
Marcador cada 5 minutos: (15-7) (27-16) (36-22) (48-33) "Descanso" (57-44) (65-51) (79-60) y (91-72) "Final"

ALBERT ORFILA
El Bàsquet Inca se dejó el alma en algún rincón del vestuario y destapó su peor baloncesto en Murcia. El grupo de Olmos prescindió de cualquier manual y mostró su imagen más mezquina del curso. Su ingreso en la Copa sigue en el aire, aunque lo más preocupante para el equipo mallorquín es la fragilidad que se ha acostumbrado a mostrar lejos del Palau.

Un equipo en estado depresivo rearmó su discurso ante un Inca que afrontó el duelo carente de agresividad e intensidad. Apenas mostró algo interesante y en apenas doce minutos el partido ya tenía dueño: el Murcia. 17 pérdidas de balón, pobrísimas prestaciones en el perímetro (3 de 15 en tiros de 3 puntos) y perdida casi de antemano la guerra dentro de la pintura, fueron tres aspectos que proyectaron la función más negra del Bàsquet Inca. El Murcia, intenso en defensa desde el nacimiento del partido, no tuvo excesivos problemas para sacar del encuentro a los de Olmos.

El primer cuarto dictó sentencia. Paco García desde fuera y John Blake y Javi Velázquez desde dentro descosideron a un equipo sin brújula y que se esforzó sobremanera en hacerlo casi todo mal. A su vulnerabilidad defensiva y falta de rango en el juego interior se le unió una facilidad extrema para perder una y otra vez el balón. Sólo Jeff Chambers parecía estar metido en el partido y a los seis minutos Paco Olmos solicitaba su primer tiempo muerto (13-2).