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Olmos ha recurrido a la terapia de grupo para quebrar la dinámica perdedora en la que se encuentra imbuido el Bàsquet Inca desde que abrió la segunda vuelta de la fase regular. Ferrol parece haber marcado un punto de inflexión en el manual del entrenador, quien ayer decidió recluir a sus jugadores en el vestuario. «Hemos reflexionado sobre varios aspectos porque es obvio que lo que está sucediendo debe acabar cuanto antes». Por primera vez, Paco Olmos quebró su habitual diplomacia y no dudó en airear públicamente su descontento con el rendimiento de sus jugadores. Eso si, lo hizo utilizando un discurso ponderado y achacando los malos resultados a un «problema de concentración y mentalidad. Me parece que ya no afrontamos los partidos como antes y eso es una falta de respeto que no podemos permitirnos. La verdad es que el equipo trabaja mucho y bien a lo largo de la semana, pero en los últimos partidos nos ha faltado concentración; sólo así puede explicarse lo que nos ha sucedidos en los últimos minutos», significó el preparador al término de su reunión con la plantilla.

Bàsquet Inca anda casado con la derrota desde que fue apeado de la Copa. Orense, Granada, Alicante y Ferrol han provocado una herida que también ha originado debate. El rendimiento de algunos jugadores ha bajado de forma alarmante en las últimas jornadas y el entorno exige una rehabilitación inmediata. Cajasur llega el domingo al Palau y la cita ya está marcada en rojo. Bàsquet Inca no puede permitirse ningún tipo de licencia ante el conjunto andaluz, entre otras cosas porque es un rival de poca entidad y porque una derrota significaría dar la bienvenida a la crisis.