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Bàsquet Inca se reencuentra con la Liga en Huelva. Quince días después de dar un paso al frente ante Cajasur y frenar la dinámica perdedora en la que se encontraba atrapado desde que inauguró la segunda vuelta de la fase regular, el grupo de Olmos afronta un partido repleto de exigencias y con el que pretende reforzar su candidatura. El plantel mallorquín tiene claro que recopilar otra derrota lejos del Palau puede condicionar su estancia entre los mejores y no ha dudado en tomar como referencia lo ocurrido en Ferrol.

Tras su millonaria apuesta del curso anterior, que concluyó en una decepción industrial, el conjunto andaluz ha aplicado un receso presupuestario importante que no ha tardado en acomodarle junto a los más mediocres de la categoría. La clasificación delata que el Huelva es uno de los equipos más frágiles de la LEB. Bill McCammon, el entrenador escogido para condudir el nuevo proyecto, se ha quedado en el camino y alcanzar los playoffs de clasificación se ha convertido en una misión casi imposible. Pese al estado de depresión en el que se encuentra instalado el Huelva desde que se inició la temporada, en su nómina aparecen jugadores que le convierten en un equipo interesante. Buie y Moore forman una pareja de americanos con un alto nivel de productividad ofensiva, mientras que Pichi Hidalgo, Oscar del Pozo, Ibán Pérez, Vilchez y JJ.Llamas son jugadores con oficio en la categoría.

Con la llegada al banquillo de Salvador Quintero, el Huelva se ha desprendido de la anarquía ofensiva que imperó durante la etapa de McCammon, aunque conserva algunos de los rasgos de su pasado más reciente. Su ataque estático se ha serenado y ha adquirido más criterio, pero mantiene su pasión por el contrataque y una defensa al límite.

Olmos tiene claro que muchas de las posibilidades de éxito de su equipo pasan por intentar marcar desde el principio el ritmo de partido y controlar el rebote.