Drac Inca ha tomado a su propio pasado como referencia aritmética.
Negada la posibilidad de acudir a la Copa Príncipe de Asturias y
patentar la mejor marca ganadora de la historia, el grupo balear
aspira a reencontrarse con el éxito ante el Murcia y cerrar el
primer trayecto de la fase regular con diez victorias en el
equipaje; el mismo número que obtuvo la temporada anterior.
La enorme consistencia que ha ofrecido el equipo en el Palau y
la distancia que le separa del penúltimo rival de 2000, parecen
aproximar al Inca a su nuevo objetivo, pero el naufragio de Melilla
ha ratificado que en esta Liga el reparto de papeles que se efectua
en las horas previas a los partidos no suele tener mucho peso.
Durante el curso anterior, Drac Inca consiguió cerrar la primera
vuelta a lo grande "tercero con diez victorias y cinco derrotas" y
sólo un gran error en casa (derrota ante Sondeos) le impidió
plasmar la misma hoja de servicios que Alicante y Ourense (11), los
dos primeros clasificados y, en la actualidad, equipos ACB. En la
segunda vuelta, todo cambió y la escuadra de Olmos perdió demasiada
solvencia. Este año, pese a que los números proyecten trayectorias
clónicas, la realidad es otra. Inca tiene un plantel más largo y su
progresión dibuja una línea ascendente. Es indudable que el equipo
ha ido de menos a más y el calendario (Murcia y Huelva visitan el
Palau de forma consecutiva) le ofrece la opción de seguir creciendo
donde más a gusto se encuentra.
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