Fernando Niño jugó en el Jerez. Hoy se enfrentará a su ex equipo. Foto: TOMAS MONSERRAT.

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El Real Mallorca vivió ayer una auténtica encerrona nada más llegar a Jerez de la Frontera. Al margen del viaje, largo, tediosos y difícil, el equipo arribó al filo de las nueve menos cuarto de la noche al campo de Chapín para llevar a cabo la sesión de entrenamiento prevista con anterioridad.

La sorpresa fue mayúscula cuando los responsables del estadio impidieron a los jugadores entrenar sobre el campo donde jugarán esta noche. Los dos presidentes, Mateo Alemany por el Mallorca y Luis Oliver por el Jerez, habían acordado que el equipo isleño podría entrenar en Chapín por la noche, siempre y cuando no lloviera. Ayer por la mañana llovió sobre Jerez pero el campo estaba en buenas condiciones y el Mallorca no habría dejado maltrecho el césped ya que, para sus intereses, lo que más le conviene es un firme en el mejor estado posible.

Cuando los futbolistas estaban ya sobre el verde dispuestos a entrenarse, un directivo del estadio municipal, les expulsó del campo invitándoles a realizar la sesión preparatoria en un campo anexo. Al dirigirse hasta ese punto la puerta estaba cerrada con llave y ahí explotó Luis Aragonés. Eran las nueve y media de la noche, el equipo llevaba prácticamente siete horas entre aeropuertos, aviones y autobuses y no podía entrenar. Para más perjuicio el equipo no había trabajado por la mañana en Palma dejando la sesión para la tarde cuando se llegase a la ciudad andaluza.

Los planes del viaje se venían a pique y el Jerez se aprovechaba de esta «manita» que le daba el Ayuntamiento para desmoronar al Mallorca y, de entrada, romperle por completo la planificación prevista circunstancia que encolerizó a Luis Aragonés y también al presidente Mateo Alemany.