El Real Mallorca empató en el primer partido del nuevo milenio.
Ayer los de Aragonés igualaron a dos en un encuentro que tenían
ganado, que incluso tuvieron perdido pero al final, la alternancia
que hubo en el marcador quedó en el menor de los males, es decir,
en empate.
Pero los rojillos arrancaron de maravilla ya que empezaron
colocando el cero a uno. Ariel Santiago Miguel Ibagaza se encargó
de dejar helados a los aficionados del Rayo que presenciaron el
partido en una gélida y fría tarde madrileña. El «Caño» volvió a
ejercer de crack y a los cuatro minutos del primer tiempo
establecía el cero a uno. El argentino supo finalizar una jugada
nacida de los pies de Marcos, que terminó estallando el esférico en
las botas de Finidi y el mediapunta estaba en el lugar preciso, en
el momento adecuado para aprovechar un error garrafal de la zaga y
meter la pelota por el único sitio posible entre Keller y el
poste.
Un gol como sólo unos pocos saben marcarlos. A partir de ahí el
Mallorca hizo lo que se debe hacer en estos casos. Ralentizar todo
lo posible el partido e intentar jugar a la contra en el maltrecho
césped vallecano. El Rayo apenas llegaba pero en el minuto 13 Bolic
no fue capaz de aprovechar un rechace de Franco en la frontal del
área pequeña y envió la pelota por encima del larguero.
Sin embargo, al cumplirse la primera media hora de partido, la
situación sufrió un cambio radical. Los de Juan de Ramos empezaron
a jugar sus cartas. Ganaban en los balones divididos y apostaban
por los balones bombeados al interior del área. En una de estas
acciones llegó el uno a uno. Fue Poshner quien botó una falta desde
la línea de tres cuartos, dirigió el balón al segundo palo y ahí,
De Quintana vio a Finidi disfrazado de Baltasar y a Franco de
Melchor. Los dos jugadores del Mallorca regalaron el gol al central
rayista. Luego vinieron los nervios, las imprecisiones y la
remontada madrileña. Otra vez un balón centrado al punto de
penalti, Miquel Soler reacciona tarde y mal y Quevedo, a bocajarro,
lanza un misil imposible para Franco y adelanta al equipo de
Vallecas en el marcador.
Lo que empezó bien no pudo acabar peor aunque por delante
quedaban todavía 45 minutos para intentar solventar una papeleta
difícil. El propio Mallorca se la había complicado.
La segunda mitad empezó con un equipo, el balear, más centrado y
metido que su rival. Agresividad y todo el toque de balón posible
que dejaba hacer el maltrecho césped eran las armas que hacía
servir el cuadro de Aragonés. Novo le dio un aire nuevo al equipo
por banda derecha y Ibagaza, que fue el mejor, se metía el grupo a
sus espaldas y poco después del cuarto de hora de la reanudación
envió una magnífica y certera asistencia a Eto'o que no perdonó y
estableció el empate a dos.
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