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Drac Inca ha adquirido crédito ilimitado. León también claudicó en el Palau y la capital de es Raiguer vive en un estado de euforia permanente. El grupo de Abós ha hegemonizado el último segundo y ha moldeado una trayectoria sin parangón: ocho victorias en los últimos diez partidos. La pujanza de la escuadra balear ha disparado las expectativas y toda la Liga da por segura la presencia del Inca en la carrera por el ascenso. De hecho, algunos de los técnicos más prestigiosos de la LEB consideran que la candidatura mallorquina es una de las más fiables de la competición y auguran un año grande en todos los sentidos para el baloncesto insular.

Paradójicamente, la ascensión del Drac Inca ha coincidido con la pérdida de rango del Menorca Bàsquet. Si durante las últimas temporadas gobierno mahonés había sido notorio, la hegemonía balear parece haber cambiado de Isla. Con Quino Salvo en el banquillo y más presupuesto que la temporada anterior, Menorca es un equipo excesivamente irregular. Se muestra lánguido en casa y en sus salidas ya no obtiene petroleo con tanta facilidad. Su última derrota, en la cancha del Sondeos, ha poblado su futuro de interrogantes. Tenerife Canarias y Granada visitan Maó de forma consecutiva.

La línea del Drac Inca es antagónica a la de su vecino. Arrancó dubitativo pero su fortaleza defensiva le ha acomodado entre los mejores. Abós ha logrado que su equipo sepa miniaturizar casi todas las virtudes de su rival, especialmente en el Palau, donde han sido degollados escuadras de un altísimo nivel (Granada, Manresa, Tenerife , Huelva o León).

La derrota en Inca ha escocido de una forma especial en León. El equipo de Roberto Herreras, además de sumar su cuarta derrota de la temporada, ha perdido el liderato (Caprabo Lleida es ahora el primer clasificado) y la prensa leonesa ha criticado de forma especial la ridícula anotación que rubricó su equipo en el Palau (57 puntos). Además, se compara el Palau con una cancha griega y han llovido críticas por la falta de experiencia que mostró el equipo en los últimos segundos del duelo.