Miquel Àngel Nadal, por fas o por nefas, debe a la casualidad el
haber sido jugador del Mallorca. En julio de 1986 porque ya se iba
al aeropuerto de Son Sant Joan para viajar al Real Zaragoza, con el
que había llegado a un acuerdo y en el último minuto su hermano
Rafael se lo arregló con el Mallorca. «Acompañándome al aeropuerto
me vio dubitativo, porque la verdad es que aunque me había
comprometido no estaba seguro que me fuera a gustar jugar en el
Zaragoza, y en un minuto me convenció para que me quedara», dice.
En junio de 1998 porque Van Gaal, ya ven, le convenció para que
no fuera al Real Madrid, club que estaba dispuesto a pagar su
cláusula de rescisión y con el que ya Nadal había llegado
prácticamente a un acuerdo. «Luego me abrió las puertas del Barça
para que pudiera venir al Mallorca. Aunque era consciente de que a
veces nunca segundas partes fueron buenas, la verdad es que volver
al Mallorca se convirtió en un reto para mí. En una apuesta conmigo
mismo porque el Mallorca ha mejorado mucho en todos los aspectos y
la ambición del equipo de estar arriba me motiva. Además de la
ambición colectiva del grupo yo añado mi propia ambición de estar
al nivel que se requiere para volver a la selección», añade un
Miquel Àngel Nadal que asegura cerrar los ojos y no creerse lo que
ve.
Como futbolista de Primera División, Nadal debutó en el que con
el tiempo sería el escenario de sus grandes éxitos: el Camp Nou.
«Debuté con el Mallorca en el Camp Nou el 19 de abril de 1987, en
un partido valedero para el Play Off por el título que perdimos
1-0. Recuerdo que estaba tan emocionado que no pude hacer siesta
porque estaba en la cama sudando. Salir al Camp Nou impresiona
porque cuando pisas el césped levantas la vista y ves que no se
acaban las gradas», cuenta quien hoy concitará muchas simpatías de
los «culés» porque Nadal es un hijo pródigo también para el
Barcelona, que no puede olvidar la extraordinaria aportación del
mallorquín en la etapa más gloriosa del equipo azulgrana.
Nadal, entre 1991 y 1999, ayudó al equipo conocido como el
«Dream Team» a conquistar cinco Ligas, dos Copas de España, tres
Supercopas de España, una Copa de Europa, una Recopa y dos
Supercopas de Europa. Además de ser 46 veces internacional. Todo un
lujo de futbolista que ahora revive ilusiones y ambición en el Real
Mallorca, del que es santo y seña.
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