La carrera salió parada. Durante los primeros 100 metros nadie
quiso tomar el mando, hasta que el novato Juan Carlos Higuero,
español de Aranda del Duero, se decidió a tirar, aunque no mucho.
Los nueve corredores tardaron 1:10 minutos en dar las dos primeras
vueltas (400). Ngeny, verdugo de Hicham El Guerruj en la final
olímpica de Sydney, asumió responsabilidades a partir de ahí,
poniéndose al frente hasta los 1.200 metros, que pasó en 3:12.13.
Fue el momento escogido por Reyes Estévez para jugársela.
El campeón de Europa al aire libre salió con fuerza y se llevó
tras sí a Rui Silva, más fino en esta temporada invernal. A la
salida de la última curva, el portugués adelantó sin remisión al
español, que apretó los dientes en un postrer e inútil esfuerzo. La
lentitud de la carrera había favorecido al «killer». La final
femenina de longitud discurrió por los pasos emocionantes que
prometía la presencia en pista de las mejores del mundo con la
única excepción de la estadounidense Marion Jones.
Dawn Burrell, paisana de Jones, fue la única que pasó de siete
metros (7'03) y se llevó el oro con cinco centímetros de ventaja
sobre la rusa Tatyana Kotova. Por detrás la española Niurka
Montalvo, campeona mundial al aire libre en Sevilla 99, y la
italiana Fiona May, subcampeona, se enzarzaban en una nueva
trifulca, sólo por el bronce. Montalvo, como ocurrió en los
Mundiales de Sevilla, relegó a May en la última ronda, y esta vez
por un solo centímetro. Para ello la española hubo de batir por
segunda vez su récord de España con 6'88 en su postrer esfuerzo. En
su cuarto salto también lo había mejorado con 6'85.
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