Albert Luque cae por una entrada del jugador de la Real Luis Alberto. Foto: T.M.

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El Real Mallorca topó con un obstáculo inesperado en su trayecto hacia la Liga de Campeones. Casi sin buscarlo, el equipo balear tuvo el partido de su lado durante un buen puñado de minutos, pero se permitió demasiadas licencias y acabó en manos de un rival metido en muchos problemas.

La Real controló sin excesivos problemas el centro del campo, recuperaba el balón sin demasiados agobios, aunque es cierto que tampoco contrajo grandes méritos ofensivos. El Mallorca apenas sufría, pero su juego era confuso. De hecho, durante los veinticuatro minutos previos al golpe de Samuel Eto'o, en el cuaderno de ruta sólo aparece un disparo lejano de Finidi George que acabó con el balón entre los brazos de Alberto.

Pero el partido giró de forma brusca cuando se superaba el ecuador del primer acto. Eto'o no desaprovechó el regalo de la defensa blanquiazul para asestar un golpe que cuando lo recibe un equipo como la Real el efecto se magnifica. Albert Luque tuvo dos opciones para agrandar la herida del rival, pero se mostró desacertado. Primero remató en plancha de forma inocente y después, tras recibir un buen servicio de Eto'o, mandó el balón al cuerpo de Alberto cuando se había quedado completamente solo ante el guardameta visitante. Ibagaza también dispuso de una buena opción en el último suspiro del primer tiempo, aunque su disparo se perdió por alto.

El Mallorca, aplicando la ley del mínimo esfuerzo, había obtenido un botín enorme, incluso le dejó durante algunos minutos en Liga de Campeones, pero casi todo cambió tras el descanso. La Real Sociedad volvió a manejarse con fe, su juego adquirió profundidad y pronto empezó a pisar el área balear. No tardó demasiado en obtener su premio. Después de varios rechaces, Loren le pegaba raso y cruzado. Era el 1-1. El Mallorca nunca despertó. Aragonés, que antes del empate había retirado del campo a Albert Luque "sustituido por Carlos Domínguez", intentó aplicar más revoluciones dando entrada a Àlvaro Novo, pero casi todo se quedó en un mero tratado de intenciones.