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Luis Aragonés hizo ayer oficial lo que ya era un secreto a voces y anunció que abandonará el Real Mallorca a final de temporada. El de Hortaleza compareció por espacio de una hora junto al presidente Mateo Alemany y el dato más importante que hicieron público es que la decisión se tomó el pasado mes de febrero. Lo que se ha dicho a partir de ese instante y hasta ahora tanto por parte del presidente como del propio entrenador ha sido definido como «mentirijillas piadosas» a fin de no descentrar al equipo en su lucha por meterse en Europa. Una hora duró la rueda de prensa y nunca antes la sala adecentada para los periodistas había albergado a tantos informadores. La figura del entrenador de Hortaleza mueve a una cantidad importante de medios, tanto locales como nacionales, y la comparecencia de ayer de Luis era una de las noticias importantes de la jornada.

Aragonés no quiso desvelar los motivos por los cuales se va de la Isla y se limitó a declarar que se marcha por «motivos deportivos». Pese a las insistentes preguntas de los periodistas, el técnico no entró en detalles e incluso perdonó a Alemany que hubiera contactado con otros entrenadores. Mientras en la sala de Prensa de Son Bibiloni nadie daba crédito a lo que escuchaba, Alemany y Aragonés ofrecían un discurso pobre en argumentos y rico en despropósitos. «Puede que entrene al Atlético de Madrid o que me quede en el sofá de mi casa», dijo Luis al ser preguntado por si el Calderón será su próxima estación.

«Soy un hombre atípico», dijo Luis que también desveló que el pasado miércoles dijo no al Valencia pese a que la oferta era, según Aragonés, «mareante». El presidente también habló durante muchos minutos pero en ningún momento fue capaz de explicar, de hecho ni tan siquiera lo intentó, los motivos por los cuales el club que él preside ha sido incapaz de mantener en el banquillo al entrenador que ha logrado clasificar al equipo en la Champions League. Alemany comentó también que la intención era alargar la mentira pero «la presión mediática ha sido importante y era más perjudicial no decir nada que hacer pública la decisión», dijo el presidente.

Entre pregunta y pregunta fue pasando el tiempo hasta que una hora después de comparecer ante los periodistas, presidente y entrenador se marcharon conscientes de que sus explicaciones no habían convencido a nadie. Alemany llegó a las diez menos cuarto de la mañana a Son Bibiloni y estuvo una hora reunido con Aragonés. En la rueda de Prensa parecía que, entre ellos, había un pacto de no agresión y de querer acabar cuando antes con una historia creada por ellos mismos y de la cual no sabían con exactitud cómo salir de la manera más honrosa.