La jornada comenzó con mucho respeto entre los favoritos, por lo
que la salida fue más lenta de lo esperado y los ataques brillaron
por su ausencia. Nadie quería descubrir sus cartas, pues el perfil
de la etapa ponía el vello de punta. Nada más y nada menos que los
míticos Rolle, Fedaia y Pordoi, donde estaba la línea de meta tras
dos ascensiones. Prueba de esa alianza entre los equipos fuertes de
la carrera es que el maratoniano Paso de Rolle, de 23 kilómetros de
ascensión con desniveles que llegan hasta el diez por ciento, se
hizo prácticamente a ritmo.
Por la cima coronó primero el colombiano Fredy González dando
tiempo a un grupo en el que estaban el español César Solaun, el
mexicano Julio Alberto Pérez Cuapio y el italiano Gianni Faresin.
Los doce kilómetros de ascensión al Pordoi se hicieron sin
sobresaltos en el grupo de Frigo, Pantani, Simoni y Olano entre
otros; mientras que en el pelotón puntero el colombiano Fredy
González marcaba el ritmo sin que el resto de sus compañeros
tuvieran problemas para seguirle.
González coronó primero por el primer paso del Pordoi; mientras
que el grupo de la «maglia rosa» lo hizo a casi dos minutos. En las
primeras rampas del Pordoi, a unos doce kilómetros para la línea de
meta, del grupo puntero salió Simoni al que se le unieron poco
después el español Osa y el mexicano Pérez Cuapio. Simoni sacó a
relucir su egoísmo e intentó dar de rueda al combativo Pérez
Cuapio. El centroamericano mantuvo sin problemas la estela de
Simoni y logró superarlo.
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