La decimosexta etapa del Giro, una de las más cortas y llanas de la
presente edición, con tan sólo 142 kilómetros, resultó tediosa y
aburrida y un día de gloria para el italiano Iván Quaranta
(Alexia), pues fue el primero en la línea de meta.
El viaje entre las ciudades de Ebrusco y Parma no tuvo mayor
historia que la llegada masiva, pues el pelotón hizo causa común en
la salida y pactó cumplir el expediente sin sobresaltos.
Quaranta, vencedor también en la quinta etapa, invirtió en los
142 kilómetros 3 horas, 52 minutos y 55 segundos; mismo tiempo que
sus compatriotas Endrio Leoni y Mario Cipollini, que daban tiempo
al grupo principal.
Al conformismo de los aspirantes al podio final, con dos
candidatos destacados para el primer puesto, el italiano Gilberto
Simoni y Dario Frigo y otros dos para el tercer puesto los
españoles Abraham Olano y Unai Osa, hubo que añadir el bloqueo de
los conjuntos con sprinters.
Se produjo un tirón para la galería, pues los equipos con
sprinters en sus filas habían asumido definitivamente la
responsabilidad; especialmente los componentes del equipo Lampre
del líder Gilberto Simoni que buscaron la victoria para su
velocista Gabriele Misaglia.
Poco después tomaban el relevo los ciclistas del Saeco de Mario
Cipollini y más tarde entraban ciclistas del Mapei de Stefani
Zanini y del Alexia de Ivan Quaranta a la postre ganador logrando
así su segunda victoria en la presente edición del Giro y la sexta
en sus diferentes participaciones.
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