Despedida y cierre en Son Moix. El Mallorca ganó al Oviedo, quedó
tercero en la clasificación, entre los más grandes de España, envió
al equipo asturiano a Segunda y se clasificó para la Champions si
supera la fase previa en el mes de agosto. Ayer se vivió una gran
fiesta en el estadio. Lleno absoluto, goles, lágrimas por parte de
los jugadores ovetenses y un deseo, que no vuelva a ocurrir lo
mismo que ante el Molde.
El partido empezó con cierto ritmo, aunque el juego no pasaba de
discreto. Es muy difícil bordarlo cuando en noventa minutos hay
tanto en juego. En el Mallorca se notaba la ilusión de poner la
guinda a la temporada y el Oviedo destilaba nerviosismo,
precipitación y angustia. No en vano se jugaban el ser o no ser en
la máxima categoría del fútbol español. El primer aviso fue de
Veljko Paunovic, que botó una falta y envió el balón por encima del
larguero.
El choque empezó a equilibrarse y los de Aragonés se movían con
algo más de criterio y con menos nerviosismo. Luque hizo lucir a
Esteban en el saque de un córner y en el minuto ocho el árbitro
anulaba un gol de Danjou en propia puerta por fuera de juego del
propio Albert. Prácticamente coincidiendo con esta acción, el
Deportivo se avanzaba en el marcador y dejaba al Mallorca
tercero.
Pero los rojillos no se vinieron abajo y encararon la recta
final del primer tiempo con fe y valentía. Samuel Eto'o fue
derribado por Rabarivony dentro del área y Medina Cantalejo no dudó
en expulsar al futbolista del Oviedo y en señalar la pena máxima.
Vicente Engonga ejerció de mariscal de campo y lanzó con acierto y
sin dudar. El de Torrelavega envió la pelota al fondo de las mallas
y situó el uno a cero.
Este gol dio paso al final del primer tiempo. Quedaban por
delante cuarenta y cinco minutos de emoción. Pero las cosas se
solucionaron pronto. El Mallorca se crecía, como también lo hacía
el Deportivo de A Coruña. A los trece minutos Samuel Eto'o colocó
el segundo en el marcador. Son Moix miraba a Riazor y el Deportivo
también marcó, pero esto ya importaba menos. La fiesta estaba
viviéndose en Son Moix y de qué manera. El Mallorca jugaba muy
bien, con seguridad y gustándose. Pero la desesperación hizo que el
Oviedo reaccionase. Oli se adelantó a la defensa de cabeza y marcó
el dos a uno. El mano a mano era total entre los dos equipos.
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