Hubo un tiempo en que el fútbol mallorquín brillaba con luz propia.
Un tiempo en que el Atlético Baleares llegó a ser una especie de
equipo nodriza nada menos que del Deportivo de la Coruña, en
Primera División. Porque hubo un tiempo, perdido ya en los meandros
de la historia, que en Riazor se hablaba mallorquín. Fue la
temporada 1969-70, la misma que el Atlético de Madrid se haría con
el título de Liga, cuando del club de la Vía de Cintura se
traspasaron cinco jugadores de una tacada: Sancho, Parma, Bordoy,
Tomás y Tauler. «No era habitual que cinco jugadores de un mismo
club pasaran en bloque a otro, pero así fue en nuestro caso porque
en aquella época el Atlético Baleares tenía una plantilla
extraordinaria.
Yo pude ir al Mallorca, que también estaba en Primera División,
incluso el presidente Guillermo Ginard vino a casa para que le
firmara la ficha, pero Atlético Baleares y Mallorca no se
entendieron», cuenta nuestro personaje de hoy, Juan Sancho Pons,
para justificar que se fuera tan lejos de Palma para intentar el
éxito en la élite del fútbol español. «Firmé tres temporadas por el
Deportivo de la Coruña, a razón de doscientas mil, doscientas
cincuenta mil y trescientas mil pesetas de ficha por temporada. De
los cinco yo fui el único que me había casado poco antes, así que
cuando cogimos piso en La Coruña mi mujer se encargaba de la comida
y nosotros de la compra», añade el único de los cinco, junto con
Bordoy, que tuvo el honor de vestir la camisola deportivista en
Primera División.
Además, en alguna oportunidad, Sancho y Bordoy coincidieron como
titulares en Riazor. Una de estas oportunidades de amargo recuerdo
fue el 2 de noviembre de 1969, frente a la Real Sociedad, en que
los donostiarras ganaron por 0-2. «Yo había debutado en Primera
División el domingo anterior en San Mamés, frente al Athletic de
Bilbao, y esta visita de la Real Sociedad suponía mi primera
presencia como titular del Deportivo en Riazor. Este día tuve
enfrente al extremo más difícil que haya podido encontrarme nunca,
Boronat. Todo lo contrario del partido contra el Athletic de Bilbao
en que marqué a Rojo y no le dejé tocar balón», cuenta Sancho de
los dos partidos que mas le marcaron de su paso por el Deportivo de
la Coruña: el del debut en la categoría, nada menos que en «la
Catedral», que es como se conoce a San Mamés, y manteniendo a raya
a «Chechu» Rojo; y el del debut ante su público, con menos fortuna
porque Marco Antonio Boronat era un extremo rudo y fuerte como era
el propio Sancho. Saltaron chispas.
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