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FERNANDO FERNÀNDEZ La figura de José Luis Oliete Terraz (Zaragoza, 11/6/1965) debe vincularse de forma muy estrecha a la historia de la LEB. Nacido a la vera del Ebro, fue el extinto CAI el que le vio crecer como jugador y formarse como técnico. Allí conoció las mieles de la máxima categoría, aunque fue Menorca la plataforma de lanzamiento del maño, que en León tuvo una nueva oportunidad en una ACB que mucho había cambiado desde su último paso. El destino le devolvió a la LEB. Los Barrios no colmó a Oliete, que aceptó en la recta final del pasado curso la misión casi imposible de salvar al Proaguas. Con la llegada del verano, Balears se volvió a cruzar en su camino. Drac Inca podía hacer realidad un sueño perseguido desde los albores del baloncesto inquense.

"¿Es Inca un lugar ideal para trabajar? ¿Cree que se vive el baloncesto de forma intensa?
"Sin lugar a dudas, Inca tiene encantos suficientes como para hablar de un sitio ideal para vivir y trabajar. La verdad es que no conocía mucho ni la ciudad ni la isla en general, pero poco a poco me voy haciendo con el lugar. No me puedo quejar, la gente se porta muy bien conmigo, en especial la directiva, que fue la que confió en mi, además de mis compañeros de trabajo. Socialmente, se puede afirmar que Inca es una ciudad en la que el baloncesto es un tema que está en la calle, se nota que es el deporte de mayor peso y calado.

"Usted siempre fue una de las prioridades de la directiva. ¿Qué hizo que esta vez sí se decantara por la oferta?
"No creo que haya sido objeto de deseo ni del Drac Inca ni de ningún otro equipo. Lo que si es cierto es que en un momento puntual, el club quiso que me hiciera cargo del equipo, afrontando un reto interesante, y es que entra dentro de lo normal que cada directiva busque en el mercado a un técnico que se identifique con la mentalidad de la entidad y de la gente que la rodea. Personalmente, decidí decantarme por la proposición del Drac Inca por el conocimiento de la directiva, y en especial de la afición, que siempre está con el equipo y esto para mi es determinante. Además, la coincidencia en aspectos básicos con gente como Pere Andreu, Joan Rubert o Sebastiá Penya ayudó de forma especial. El único pero es no haber tenido la fortuna suficiente como para mantener a una buena parte de la plantilla del año pasado.

"El club ha evolucionado bastante en cuanto a su infraestructura. ¿Qué impresión le ha causado la organización interna?
"Un profesional nunca debe hablar de su empresa, ni para bien, ni para mal. Yo soy el entrenador y mi función primordial es la de sacar adelante al equipo.

"Tras su paso por Menorca y su breve estancia en Inca, ¿cuál cree que es el estado de salud del baloncesto balear?
"No soy el más apropiado para responder a esta pregunta y mucho menos para juzgar al baloncesto de las islas, pues soy de los últimos que ha llegado. Lo que si es cierto es que Menorca y Palma se han quedado a muy poco de alcanzar la ACB, aunque no se debe caer en el error de pensar que el baloncesto es sólo la ACB. Al mismo tiempo, es evidente que la insularidad ha jugado siempre como factor en contra, pues la competitividad es menor respecto a la península. A mi modo de ver, lo que importa no es tener equipos profesionales, sino toda una infraestructura que sustente desde abajo a estos referentes.

"Desde el club se marcó el asalto a la máxima categoría en un plazo de tres años. ¿Lo ve factible?
"La directiva tiene que marcar sus objetivos de forma clara. Si se comentó que en tres años se podría estar en la ACB es porque hay medios y garantías suficientes como para afrontar el desafío. Pero no debemos olvidar que la LEB es una categoría muy dura en los campos deportivo y económico, por lo que sólo el hecho de sobrevivir tiene gran mérito para cualquier club. Hay muchos equipos que han estado entre los elegidos y que parten con la ambición necesaria para retornar, eso sí, con el gasto que ello lleva consigo. A ellos se unen numerosos entrenadores que lo han logrado casi todo o que trabajan codo a codo con las selecciones nacionales. Lo malo es que cada temporada crece la competitividad y, al menos a mí, se me hace imposible elegir a dos candidatos para subir, pero también para disputar los playoff por el título o el descenso. Como muestra, nadie acertó la pasada temporada.

"¿Le han ayudado sus experiencias ACB en León y Alicante?
"Lo cierto es que estos dos últimos años han sido como cinco o siete de una vida normal. Guardo pese a todo gratos recuerdos de ambas ciudades y equipos, pero me quedo con la sensación de que la ACB es totalmente diferente al resto. En LEB, las sorpresas están al orden del día, pero más arriba, las diferencias entre los clubes son abismales. Entre los ocho o diez primeros de la ACB y el resto del baloncesto español no hay color. Por otro lado, los más modestos tienen un nivel tan sólo un poco superior al LEB.

"¿Qué criterios ha seguido a la hora de confeccionar la plantilla?
"Ahora mismo, mi única obsesión a estas alturas es la de completar el juego interior. Hemos completado un grupo que compagina veteranía y gente joven con ganas de triunfar, una línea exterior agresiva, que corre el contragolpe y posee una buena capacidad para jugar en estático. A nivel humano y deportivo, se ha logrado un equilibrio.

"Se le va a exigir mucho tras el quinto puesto del pasado curso.
"Es evidente que se logró la mejor posición de la historia, pero ahora mismo no me planteo ni mejorar ni igualar, sólo quiero cerrar el capítulo del juego interior. De todas formas, la fase regular acaba en abril, y es difícil ahora mismo hablar de marcas. La magnífica temporada que se firmó el año pasado está ahi, y los resultados los dictará el trabajo y el tiempo.

"¿Es esta la LEB más dura de la historia?
"Hay clubes que buscan ascender como sea, caso de Manresa, Ourense y León, y otros que ansían cumplir un sueño, caso de Melilla. Esto no ha tocado techo, y cada año es más difícil hacer buenas plantillas y conseguir buenos resultados.

"La imagen que todos tenemos de José Luis Oliete es la de un hombre tranquilo en el banquillo, algo difícil en un mundo complicado.
"Imagino que en el banquillo tendré la misma tensión que cualquier otro compañero. Yo soy el primero que sabe que si el entrenador traspasa la raya, luego va el equipo. Bastantes nervios tienen ya los jugadores. El de entrenador es un oficio harto difícil, y buena muestra es el elevadísimo nivel de los técnicos de la LEB. No es un trabajo nada agradable. Al profesional se le debe juzgar por los resultados del trabajo diario, ya que es en cada entrenamiento donde de ve la labor de los profesionales.