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A.ORFILA/F.FERNÀNDEZ
Lejos de la frivolidad que se acomoda con excesiva frecuencia en el pantalán, ciento veinticinco embarcaciones velan armas compartiendo una obsesión que habla de triunfo y gloria. Veinte años después, la Copa del Rey Agua Brava ya no precisa presentación alguna. Desde que en 1.982 el italiano «Nat de Carla Toffoloni» inscribiera su nombre en la lista de los elegidos, la regata de cruceros por excelencia ha cobrado una dimensión que la mantiene instalada en un escalafón superior al resto de competidores, a muchos kilómetros de distancia.

Durante cinco días, la vela adquirirá un protagonismo especial. La bahía de Palma dará cobijo a los mejores IMS del mundo y proyectará un duelo que permite dar rienda suelta a la imaginación. La hegemonía del «Bribón», ganador en cinco ocasiones de la regata, se ve seriamente amenazada por el «CAM». En condiciones normales, no dejaría de ser un pulso de complejo pronóstico; una contienda que enfrentará a dos embarcaciones y dos tripulaciones con rango. No obstante, cuando Don Juan Carlos está a la caña del «Bribón» y el príncipe Felipe conduce el «CAM» todo cambia.

Superadas las jornadas de mediciones e intensos entrenamientos, a vigésima entrega de la Copa dará comienzo hoy con cincuenta y cinco inscritos en el grupo A y con todas las expectativas puestas en el rendimiento del «CAM», actual campeón del mundo y que ha dejado claro su tratado de intenciones en la reciente regata Breitling. El crédito del «Bribón» es ilimitado, aunque en la nómina de aspirantes también cabe incluir a los dos barcos de Vicente Tirado, «Caixa Galicia» y «Castellón Costa Azahar», al «Banco Espirito Santo» de José Luis Doreste» y el «Adecco» de Manuel Chirivella.

En el grupo B, con setenta participantes, parten como principales candidatos al triunfo más de quince embarcaciones, destacando las unidades IMX 40 y los prototipos. La participación extranjera bate este año todos los récords con 65 inscritos.