Domínguez realizó una carrera muy inteligente, vigilando muy de
cerca desde el inicio la cabeza de la prueba, primero marcando a la
que era la gran favorita, la rumana Gabriela Szabo, y después a la
que posteriormente se alzó con el título, Yegorova. A falta de dos
vueltas para el final, lideraba la carrera un grupo compuesto por
cuatro atletas, entre las que se encontraban Domínguez, Yegorova,
la etíope Ayelech, posteriormente bronce, y la china Yanmei Dong.
La rusa consiguió escaparse merced a su potencia final y la
palentina también demostró tener muchas reservas en la última
vuelta para desprenderse de las dos atletas que podían cuestionar
su plata.
La ganadora de la prueba, Yegorova, ha sido protagonista en los
últimos días de una importante polémica sobre su participación en
el Mundial a pesar de haber dado positivo en un control antidopaje.
Una de sus principales opositoras y que incluso llegó a amenazar
con no participar en los 5.000 m, Szabo, fue la gran derrotada. La
rumana, que buscaba su segundo oro en Edmonton tras el conseguido
el pasado martes en el 1.500 m, ni siquiera pudo subir al podio,
sino que terminó en una decepcionante octava plaza. De esta manera,
pierde un título que se adjudicara en las dos anteriores ediciones
del campeonato, Atenas'97 y Sevilla'99.
La otra participante española en los 5.000 m, la salmantina
Teresa Recio, concluyó en decimoquinta y última posición, acusando
así su participación doble en estos campeonatos tras tomar también
la salida en los 10.000 m. Marta Domínguez afirmó que la medalla de
plata «es lo máximo con lo que se puede soñar». Domínguez encontró
en Edmonton el gran éxito de su carrera, por lo que se mostraba
«muy contenta». «Era muy difícil y aunque sabía que estaba muy bien
había muchas rivales muy duras», comentó. «Todavía no he valorado
esta medalla, pero es lo máximo con lo que se puede soñar»,
aseveró.
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